El descomunal descuento de los guarismos que logró la Presidenta, desde la cima de más del 50%, sobre sus inmediatos perseguidores en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, sorprendió a todos. Dejó sin discursos al establishment mediático, impulsor de la convergencia opositora en un único candidato para una hipotética segunda vuelta, en octubre.
En el lejano pelotón de aspirantes a la primera magistratura, en un empate técnico de alrededor del 12%, Duhalde y Alfónsín. El recuento definitivo de votos podría otorgarle a Duhalde un lugar en el podio, pero apenas por una cabeza. Aunque la derrota en Lomas de Zamora –la ciudad que supo gobernar como intendente– fue aplastante. Su discurso de cierre, atemorizador. “No voy a modificar un ápice mis convicciones. Soy del peronismo de Juan y Eva Perón, soy de un peronismo que no cree en las agresiones” dijo y a renglón seguido se despachó con una peligrosa ofensa macartista a las organizaciones populares que festejaban en el bunker de Cristina: “Cuando veo hoy, en 2011, flamear banderas de organizaciones subversivas, porque lo son, lo han sido, no es el peronismo en que yo creo. Tampoco flamear banderas que nada tienen que ver con la nacionalidad”.
Ricardo Alfonsín, por su parte, habló para desconsuelo de la feligresía radical, que a esta altura no debe entender por qué méritos fue ungido, salvo sus antecedentes dinásticos. O quién lo habilitó para aliarse con De Narvaez, diluyendo como nunca la identidad radical. Dijo que no iba “a renuncia a sus ideas”. Cualesquiera que ellas fueran, aun resta conocerlas.
Castigado en la ciudad de Buenos Aires, bastión que supo ser radical, apenas alcanzó un quinto lugar, detrás de Rodríguez Saá, el socialista Hermes Binner, Duhalde y CFK. No fue el caso de Duhalde que cosechó adhesiones macristas con más del 16%.
Los Grandes Perdedores de la histórica jornada fueron Solanas y Carrió. Es probable que desaparezcan de la escena política. La candidata de Pino quedó fuera de las generales de octubre. Si su megalomanía se lo hubiera permitido, Solanas podría haber sido vice en la fórmula con Binner, quien emergió como un opositor algo más sensato (que de todos modos perdió en Santa Fé contra CFK).
Carrió, dilapidó el 23% y segundo lugar de las elecciones de 2007, a algo más del 3% en el país y un 6% en Capital. La debacle debería recaer en el Grupo Clarín que la expuso mediáticamente sin reparar en su condición de “paciente psiquiátrica ambulatoria”, a decir de Eduardo Aliverti.
El triunfo de CFK, no sólo es atribuible a un modelo de gestión sino a la enorme distancia intelectual que separa a una gran estadista del resto, una oposición sin ideas (o con ideas aviesas). En esta grave emergencia económica y social del primer mundo, convocó a aunar esfuerzos para evitar los coletazos de la crisis. Idea demasiado grande para el saco roto de la oposición y sus mentores mediáticos.