La Legislatura porteña aprobó una serie de modificaciones al Código Urbanístico (CUR) de la Ciudad, las cuales fueron impulsadas por el oficialismo para “darle mayor claridad” a la norma, aunque desde la oposición sostuvieron que la reforma “favorece a los grandes desarrolladores inmobiliarios”.
“Esta propuesta puso énfasis en simplificar las tramitaciones sin perder de vista la necesidad de contar con seguridad jurídica en el ejercicio profesional, pero poniendo atención en dar celeridad a los proyectos para poder motorizar a los diversos sectores de la economía”, dijo durante la sesión la diputada Victoria Roldán Méndez, del bloque oficialista de Vamos Juntos (VJ).
Roldán Méndez, quien preside la comisión de Planeamiento Urbano de la Legislatura, añadió: “Logramos un ajuste importante para el sector de logística y quienes trabajan con el comercio electrónico, una actividad que se reforzó con la llegada de la pandemia y va a seguir creciendo. Por eso, permitimos que haya depósitos de menor escala en todas las mixturas. Y limitamos los depósitos de mayor escala”.
La reforma fue aprobada con 38 votos a favor (del oficialismo y aliados), 18 en contra y una abstención.
Desde el Frente de Todos (FdT), principal bloque opositor, el diputado Javier Andrade afirmó que “si bien la modificación al CUR -que no lleva dos años de aprobado- se nos presenta como una modificación meramente destinada a resolver cuestiones técnicas y de transparencia, no se trata solo de eso”.
“Se modifican cuestiones sustanciales”, agregó, y mencionó entre ellas la posibilidad de dar mayor altura a los edificios y la autorización para que la planta baja de las edificaciones esté en desnivel hacia abajo con respecto a la vereda, lo que “representa un gran peligro para las personas con discapacidad”.
Por otro lado, Andrade apuntó que la reforma al CUR “permite invadir el centro libre de manzana con subsuelos de estacionamiento, lo que da por tierra con la superficie absorbente de dicho centro”.
Además, sostuvo que “se agrega altura a las áreas urbanización determinada exclusivamente para convalidar la mayor altura que, por vías de excepción, se otorgó al emprendimiento de Marcelo Mindlin en Figueroa Alcorta al 6.000”.
Y concluyó: “Es claro que la reforma busca maximizar los metros cuadrados construibles, favoreciendo los negocios de los grandes desarrolladores inmobiliarios”.
El CUR vigente fue aprobado en noviembre de 2018 y su modificación requiere de una ley de doble lectura, es decir dos votaciones en el recinto y una audiencia pública entre ellas.
La aprobación fue definitiva, ya que las modificaciones fueron aprobadas en una primera votación en noviembre de 2019 y en septiembre último se realizó la audiencia pública.
El diputado del GEN Sergio Abrevaya dijo durante el debate que la reforma “plantea que la absorción de un techo verde es similar a la del suelo”.
Así se refirió Abrevaya a las “estrategias de mitigación” que propone el nuevo código para compensar el suelo absorbente que se pierde al construir estacionamientos en los pulmones de manzana, como los tanques que almacenan agua de lluvia.
Abrevaya también dijo que la reforma “se lleva puestas necesidades urbanísticas como son la luz y el aire”, en referencia a la posibilidad de construir edificios más altos a través del “segundo retiro”, el cual habilita habilita superficies habitables en el último piso.
Matías Barroetaveña (FdT), lamentó que el código “no dice nada sobre la urbanización de los barrios populares, solo cuatro palabras lindas y listo”, y afirmó que su bloque hizo propuestas en este sentido.