Al ex capitán del Ejército, Rodolfo Correa Belisle, lo echaron por declarar contra Martín Balza y por sostener que inteligencia militar había intervenido en la investigación del crimen del soldado. Ahora, el máximo tribunal entendió que su expulsión es inseparable de su testimonio en el juicio y ordenó un nuevo fallo en el marco de una demanda de reparaciones acompañada por el CELS.
La declaración del ex capitán del Ejército fue determinante para que se conocieran los distintos círculos de encubrimiento del crimen del soldado Omar Carrasco en el cuartel de Zapala, en Neuquén, en 1994.
Ese caso provocó conmoción en la opinión pública y resultó decisivo para que el gobierno de Carlos Menem dispusiera el final del Servicio Militar. Pero luego de ese testimonio clave, Correa Belisle sufrió un arresto por tres meses, un juicio militar por irrespetuosidad y su expulsión de la fuerza.
El ex capitán recurrió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, logró la modificación del código de justicia militar a partir de un acuerdo con el Estado, y obtuvo un pedido de disculpas por estos hechos de parte del gobierno argentino. También reclamó a nivel interno una reparación por haber sido echado del Ejército.
Luego de un largo recorrido judicial, ahora la Corte Suprema entendió que la decisión de excluirlo de la fuerza resultaba inseparable de su testimonio en la causa por el asesinato de Carrasco y envió el expediente a otra sala de la Cámara en lo Contencioso Administrativo para que resuelva si corresponde una reparación.
El ex capitán decidió demandar al Estado para que lo indemnizaran de manera integral por la expulsión y el juicio militar al que fue sometido. Su reclamo tuvo una sentencia favorable en primera instancia en el fuero Contencioso Administrativo Federal. Pero luego la Cámara revocó parte del fallo y entendió como legítimo su pase a retiro. Con el acompañamiento del CELS, su causa llegó a la Corte Suprema, que en su resolución de hace unas semanas interpretó que el pase a retiro de Correa Belisle tenía un vínculo directo con su declaración testimonial en la causa por el asesinato de Carrasco.
“La decisión de la Corte de anular el fallo de Casación es reparadora para mí. Es un fallo que no tuvo en cuenta la realidad y que además vulnera el principio de inocencia. La Corte observó que mi despido fue un castigo. Cuando vieron lo que declaré decidieron sancionarme. Es terrible ver que pasaron 24 años del comienzo del juicio en 1998. Es mucho tiempo”, explica Correa Belisle.
Luego de haber sido despedido de esa fuerza armada se recibió de abogado en gran medida para defenderse y sostener la acusación de encubrimiento contra una parte de quienes fueron sus superiores cuando fue asesinado y desaparecido el conscripto Omar Octavio Carrasco, en 1994.