Los saladeros, del lado porteño, y las curtiembres, del lado bonaerense, arrojaron durante años sus residuos al Riachuelo, siendo parte de los establecimientos responsables de la contaminación del río, cuyo saneamiento y recuperación ordenó la Corte Suprema en un fallo de 2008.
“Desde sus orígenes, de algún modo la principal causante de la contaminación del Riachuelo estuvo relacionado a la industrialización de la vaca porque del lado de la Ciudad de Buenos Aires prosperaron los saladeros, y del de la provincial, las curtiembres. Y todos estos establecimientos arrojaban los residuos al río”, dice a Télam Lorena Suárez, coordinadora de Cultura y Patrimonio de Acumar.
Daniel Larrache, director ejecutivo de Gestión de Acumar, precisa que la primera de las tres grandes obras concretadas para el saneamiento de la cuenca es el traslado del Mercado de Hacienda de Liniers a Cañuelas, ya que las instalaciones anteriores no contaban con una planta de tratamiento para la materia fecal del ganado.
Aunque la altura del río no permite llegar en la recorrida hasta el cruce con el arroyo Cildañez -junto al Puente Olímpico, a la altura de Villa Soldati- los expertos cuentan que allí todavía se podían ver, mientras operaba el mercado, las burbujas de gases producto de las deposiciones que arrojaban al agua.
Larrache también apunta que el mercurio para tratar el cuero contaminó la corriente, hasta que los países a los que se exportaban empezaron a pedir un certificado de que no habían sido tratados con ese mineral.
En ese mismo sentido, Acumar avanza en la constitución de un Polo de Curtiembres en el partido bonaerense de Lanús.
En la Cuenca alta, además, el problema es el glifosato, un agrotóxico que se utiliza en la agricultura y que llega al agua.
Para erradicarlo, en la región se incentiva la producción sin estas sustancias y se brinda capacitación del INTA, agregaron las autoridades de Acumar.