Cáritas diócesis Merlo–Moreno y el equipo Diocesano de Pastoral Social publicaron un duro comunicado contra el ajuste, la represión y la persecución política del gobierno de Javier Milei. En el documento repudian los vetos presidenciales contra los jubilados y las universidades y cuestionaron el allanamiento que sufrió la dirigente social Fernanda Miño.
El comunicado
El Equipo Diocesano de Pastoral Social y Caritas, expresan su solidaridad y preocupación con Jubilados y Comunidad Universitaria. Repudiamos los vetos impuestos a nuestra sociedad, que afectan la calidad de vida de los más débiles; todo en aras del cumplimiento de algunos dogmas económicos como el de déficit cero. Creemos que se trata de dar los pasos necesarios en el camino que conduce al empobrecimiento de nuestro pueblo, a la concentración de la riqueza y a la realización de un plan de negocios.
“Es la búsqueda de construir un país con minúsculas, un país para pocos en el cual sobran mayorías enormes de argentinos y argentinas y de muchos habitantes de nuestra Patria incluyendo hermanos extranjeros: “estaba de paso y me alojaron” (Mt 25, 35). Comprobamos que la única política desde arriba orientada hacia los de abajo es la represión. Basta con observar lo que le hicieron a una dirigente comprometida y ejemplar como Fernanda Miño.
Esta represión organizada por el Estado, está haciendo que el Pueblo sea cada vez más pasivo, que pierda su calidad de sujeto y termine siendo un mero espectador por la mediación del miedo. Recordamos que la Doctrina Social de la Iglesia nos enseña que hace a la dignidad de la persona humana tomar parte activa en la vida pública y contribuir al bien común. (Pacem In terris, 1963).
Nos avergüenzan tantos representantes del Pueblo que traicionan principios enunciados y se venden por treinta monedas. Nos irritan algunos dirigentes partidarios, sindicales, religiosos, etc., que se callan ante tanta violencia, tanto odio, tanta subasta de nuestra Soberanía. Nos entristecen las negociaciones a puertas cerradas entre gobernantes y dirigentes. Se hacen así responsables del descrédito de la actividad política en la sociedad. No queda contacto, no queda comunión alguna entre representantes y representados. La Democracia queda reducida a puros procedimientos de negociación y de dadivas. “¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres!” (Evangelii gaudium, 205).
Dice el Apóstol Pablo en Romanos 13, 8: “El que ama al Prójimo ha cumplido la Ley”. Para el apóstol el amor es el cumplimiento (Pléroma) de la Ley. Cuando amamos cumplimos de un modo perfecto todo lo que la Ley puede exigirnos.
Es llevar a la plenitud, es cumplir plenamente. El que ama a los demás, lleva al máximo la realización de lo que Dios quiere. La Parábola del Buen Samaritano expresa cabalmente esta verdad puesta en la boca del mismo Jesús. El Samaritano reconoce en el hombre tirado en el camino a alguien necesitado de ayuda. Ahí está nuestra tarea. Es tiempo para indignarnos al encontrarnos con tanta necesidad padecida por nuestro Pueblo. Es tiempo para la compasión y la solidaridad al comprobar tanta dignidad mancillada. Es tiempo de protestar y de proponer inspirados en los valores del Reino de Dios.
Para los que gobiernan y para los que dirigen y organizan la sociedad, ¡que poco valen los Pobres! No sólo que no se los ama, sino que se les hace cargar sobre sus espaldas el peso de los privilegios y las riquezas de unos pocos.
No hay plata para ellos: para su salud, sus medicamentos, su alimentación, su educación…pero si hay plata para el gas pimienta “este gobierno gasta más en gas pimienta que en el ejercicio de la Justicia Social”. (Papa Francisco a los Movimientos Populares: 20-09-2024), o para transferir a sectores más ricos vía exenciones impositivas, desregulaciones, etc.
Los que creemos en Cristo no perdemos la esperanza. La esperanza está firme. Sin ella no hay lucha. “Si el pueblo pobre no se resigna, si el pueblo pobre se organiza, si persevera en la construcción comunitaria cotidiana y a la vez lucha contra las estructuras de la injusticia social, más tarde o más temprano las cosas cambiaran para bien” (Papa Francisco a los Movimientos Populares 20-09-24).
“Al llamar a una revitalización de los valores evangélicos, la Iglesia urge a una rápida y profunda transformación de las estructuras, ya que éstas están llamadas, por su misma naturaleza, a contener el mal que nace del corazón del hombre y que se manifiesta también en forma social.” (Documento de Puebla N° 438).