Por primera vez en la historia, un fabricante de zapatos le reclamará a sus curtiembres proveedoras una actitud de “cero contaminación” en sus productos, lo que se espera contribuya a reducir la contaminación del Riachuelo.
La decisión surge del acuerdo al que arribaron la organización ecologista Greenpeace y la empresa Grimoldi, por el cual la fabricante de zapatos se comprometió a usar cueros libres de contaminación, informaron voceros de ambas entidades.
La mala noticia –sin embargo– es que para llevar a cabo los procesos de transformación industrial necesarios para asegurar la total ausencia de contaminación por vertido de contaminantes en las aguas del Riachuelo, las curtiembres tienen tiempo hasta el 2020.
El matutino Página 12 del 08/08/2011 comenta un estudio sobre curtiembres realizado por Greenpeace en estos términos:
“Las curtiembres son responsables de más del 50 por ciento de los contaminantes de origen industrial en la cuenca Riachuelo-Matanza”, advierte el informe de Greenpeace, citando datos de Acumar, y observa que “si bien muchos establecimientos han sido declarados contaminantes desde 2009, a la fecha no se registra ninguna curtiembre que haya finalizado su reconversión industrial”. El poder del sector de las curtiembres no es despreciable en la Argentina: en 2009 sus ventas totalizaron 3331 millones de pesos.
“El sector curtiembrero se desarrolla principalmente en el partido de Lanús, donde existen unos 200 establecimientos, especialmente en Valentín Alsina y Lanús Oeste”, cuenta el informe. Los efluentes son arrojados directamente a la red pluvial, por donde llegan al Riachuelo. En el desagüe del colector pluvial Millán, uno de los principales de Lanús, se encontraron “las más altas concentraciones de cromo en la cuenca, así como de otras sustancias que consumen el oxígeno del río y que son potencialmente tóxicas”, advierte el informe. “Greenpeace realizó su propio análisis de las descargas líquidas y los sedimentos en el sitio. Las muestras fueron analizadas en el laboratorio de Greenpeace de la Universidad de Exeter en Inglaterra. El cromo no sólo se halla en altas concentraciones en el efluente, sino que los sedimentos revelaron una concentración diez veces mayor a los valores naturales. Esto revela que se trata de un aporte continuo de cromo” que, especialmente en su presentación hexavalente, “es altamente tóxico aun en concentraciones bajas” y “un conocido carcinógeno”, tal como recuerda el informe de Greenpeace.
La Agencia oficial Telam consigna que “Grimoldi exigirá a sus proveedores que no viertan más sustancias tóxicas y contaminantes, propias del tratamiento de los cueros, medida a la que Greenpeace definió como un paso muy importante para la descontaminación y el saneamiento del Riachuelo, a cuya vera funcionan varias curtiembres. De esta manera, Grimoldi pasará a asumir un papel clave en el proceso de descontaminación de las aguas del Riachuelo, ya que no comprará cuero en curtiembres que no hayan asumido el compromiso que plantea Greenpeace”.
La coordinadora de la Campaña Riachuelo, Consuelo Bilbao, celebró la novedad y dijo que espera que se constituya “en el ejemplo a seguir por el resto del sector de la indumentaria y el calzado”. “Celebramos el acuerdo; es muy importante que Grimoldi haya aceptado la responsabilidad en todas las etapas de producción de sus productos, y que implemente políticas ambientales para sus curtiembres proveedoras con el fin de eliminar los vertidos contaminantes. Esperamos que Grimoldi sea el ejemplo a seguir y que esta iniciativa se replique en el resto del sector de la indumentaria y el calzado”, manifestó.
Sin embargo, nueve años de espera para un Riachuelo libre de nuevos vertidos del letal cromo y otras sustancias igualmente peligrosas no parece un gran logro, sobre todo si se tiene en cuenta la ausencia de un programa de cumplimiento gradual compulsivo al que deberían adherir las curtiembres que contaminan el Riachuelo.