El lapidario informe del canciller Taina en Diputados primero y luego en Senadores acusando al Uruguay de violar dos veces un tratado firmado con nuestro país sobre el manejo del Río Uruguay de 1965, el corte sine die del puente internacional Gualeguaychú — Fray Bentos, al que ahora se suma el de Colón y la preparación del informe para presentar a la Corte internacional de La Haya escalan el conflicto a un punto de no retorno.
El canciller argentino había presentado a la Comisión de Diputados una detallada cronología de las tratativas realizadas por la Cancillería con el pais hermano. Hoy la reitero con matices en la homóloga de Senadores. Los informes ponen en evidencia la absoluta falta de cooperación de Uruguay a las requisitorias de nuestro país en todas y cada una de las instancias de negociación y diálogo que se pusieron en marcha partir del anuncio en el 2003 del emplazamiento de fábricas de pasta celulósica sobre la margen del Río Uruguay en Fray Bentos.
Sin embargo, fue la acusación de violar un tratado internacional firmado entre ambos paises en 1965 —que obliga a consensuar las acciones de una u otra parte que impacten en el río común— el argumento más fuerte y que será sin duda usado como base en la presentación del diferendo ante la Corte Internacional de La Haya. El canciller argentino sostuvo que el pais vecino violó dos veces el tratado: la primera al autorizar a la empresa española Ence a instalar su planta y la otra cuando dió luz verde a Botnia, la empresa de origen finlandes, a levantar la suya.
En este punto hay que recordar que las autorizaciones inconsultas fueron concedidas por el gobierno anterior. All asumir la presidencia Tabaré Vázquez se creía que el diferendo iba a resolverse sin contratiempos. Como es sabido eso no sólo no fue así sino que las nuevas autoridades hicieron suya la causa y para desencanto de los círculos progresistas de ambas orillas, Vazquez encuadra la construcción de las “papeleras” en una “decisión soberana del Uruguay” ignorando la potestad conjunta con Argentina sobre un recurso compartido.
Fue particularmente penosa de escuchar su argumentación de hace unos días acerca de quien sufre más daño: si el Uruguay ahora por los cortes de ruta que inciden en el turismo y la economía regional o la Argentina que podría sufrir un hipotético daño “dentro de cinco años”. Vazquez es oncólogo, pero no quiere hablar de dioxinas y furanos o de lluvia ácida para citar sólo dos ejemplos de la larga lista de agresiones que sufriran los ecosistemas, las poblaciones aledañas a las plantas y la economía ganadera y frutihortícola de Entre Ríos. Esto sin mencionar el constante e insoportable olor a huevo podrido del que dan testimonio los habitantes de Pontevedra, la ciudad española donde la empresa Ence tiene instalada una planta hace 40 años. Para el balneraio de Gualeguaychú va de suyo que significaría el fin de su actividad turística. Entre otras cosas en Pontevedra han casi desaparecido las marisqueras, un recurso económico de la región, por la contaminación de la aguas provocada por los efluentes de Ence.
Más abajo aportamos información acerca del impacto ambiental previsto. Baste agregar por ahora un dato: El argumento del lado uruguayo acerca de que nos ocupemos de nuestra propias plantas choca contra estas evidencias:
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La extensa dispersión de los focos contaminantes de papeleras argentinas comparativamente de pequeñas dimensiones instaladas a orillas del Paraná versus la capacidad instalada prevista de Botnia y Ence —que en conjunto superarían toda la producción argentina de pasta celulósica— concentrada en un solo lugar.
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La tecnología disponible cuando se construyeron las plantas argentinas no había alcanzado el nivel actual es decir no existían los procesos cerrados totalmente libres de cloro que Ence y Botnia se niegan a adoptar prefieriendo una tecnología (Kraft) altamente contaminante.
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De las plantas argentinas no se ocuparon en su momento las poblaciones aledañas, por el motivo que fuere. En cambio, la Asamblea Ambiental del Uruguay, una construcción horizontal basada en el consenso entre sus miembros, se ha puesto al frente de la protesta en este caso y está dispuesta a no cejar en su lucha por defender “su lugar en el mundo” es decir velan ahora para que dos emprendimientos de enclaves no arruinen sus vidas y sin proponérselo dan un ejemplo de cómo y desde donde encarar las luchas contra la arbitriedad y codicia sin límites del capitalismo. Esta simple verdad no parece calar en la otra orilla; sin embargo, en el balneario próximo a Fray Bentos hoy se puede conmprar una casa —según dicen— por la plata que uno lleve en el bolsillo.