Por Oscar Castelnovo, Agencia Walsh
La obra desentraña minuciosamente el trajinar de las Madres, sus tensiones y el enfrentamiento interno que concluyó partiendo en dos al movimiento. En El Centro Cultural de la Cooperación, el autor destacó la trama de solidaridades que había contribuido a concretar la obra: “Sin becas oficiales, sin subsidios, que tampoco hubiese aceptado porque todavía hay en el Estado argentino raíces del genocidio”, subrayó.
En lo que sin dudas exhibe uno de los momentos más desgarradores de la historia argentina, el capítulo “La lista” aparte de “La otra lucha”, volumen II de la Historia de las Madres de Plaza de Mayo, provocó lágrimas y conmoción al ser leído por la actriz Ana María Bovo en el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini.
De ese modo, la Editorial Norma presentó recientemente la nueva obra de Ulises Gorini, continuación de “La rebelión de las Madres” (que abarca la historia del movimiento desde 1976 hasta 1983). Este nuevo texto toma el período que va desde 1983 hasta 1986, precisamente hasta que diferencias internas de diversa índole dividieron al movimiento más original de luchadoras y luchadores de nuestro país.
En la mesa estuvieron presentes la mencionada actriz, el sociólogo Atilio Borón, el historiador Osvaldo Bayer, el autor y la locutora Natalia Viñes, de la Editorial Norma. En la primera fila se hallaba María del Rosario de Cerruti, quien fue inicial secretaria y primera directora del Periódico de las Madres –hoy ya no pertenece a la Asociación ni a Línea Fundadora, y fue ovacionada largamente por los asistentes.
“Un análisis riguroso”
El primero en tomar la palabra, Atilio Borón, afirmó que “estamos en presencia de una obra monumental. Hay una cantidad de material de estudio que, junto al primer tomo ya súpera las 1200 páginas, que Ulises nos viene sistematizando. Existe un análisis riguroso en cada una de ellas, nada es producto de la improvisación o del dato poco confiable. Por otra parte, el libro nos muestra a lo largo de sus diversos capítulos cómo muchos de los que aparecieron después como defensores de los derechos humanos se dieron cuenta muy tarde de la tragedia que estábamos viviendo. Sin embargo, las madres fueron pioneras en salir en defensa de valores absolutamente fundamentales, en una sociedad de alguna manera preparada para mirar por otro lado. El libro es una inmensa exposición de todo esto”.
Más adelante, Borón indicó que uno de los valores de la investigación de Gorini es “que plantea las tensiones y las contradicciones que recorrían a la organización. A veces cuando leo estudios sobre organizaciones veo que algunos analistas caen en la tentación de quedar atrapados, fascinados, en el objeto de estudio, de manera tal que desnaturalizan la verdad, y niegan los conflictos que atravesaban esos partidos o movimientos. Pero en este caso, Gorini acá nos bosqueja esas tensiones dramáticas que se iban produciendo de acuerdo a los cambios en el escenario político”.
“Diez veces mejor que yo”
Luego, el historiador Osvaldo Bayer –a quien Gorini llamó “maestro”, sostuvo que: “Es un libro sabio, profundo, escrito con suma bondad. Uno se maravilla por ver cómo en el texto se trata de comprender el trabajo de las Madres, y por supuesto las equivocaciones de las Madres y sus discusiones internas. Es un libro para aprender muchísimo. Como aprendí yo cuando en el exilio en Alemania venían esas dos mujeres, Hebe de Bonafini y María Adela Antokoletz, juntas, y no querían ir al hotel que le pagaba la iglesia evangélica, sino a mi pobre departamento de exiliado. Venían a discutir, a hablar. Y aprendí mucho de las dos, eran dos polos y ojalá nunca se hubieran separado”.
Más adelante, Bayer expresó que “A mi no me gusta entrar en internas, y trato de comprender a las dos líneas. Ulises me cita en el libro diciendo que yo he dicho que la Línea Fundadora reunía más bien a aquellas madres que eran de clase media, media alta, algunas de las cuales tienen educación universitaria. Y las mujeres que siguieron a Hebe de Bonafini eran mujeres de barrio. Y hoy sigo con esa definición. El lenguaje era distinto, la forma de pensar era distinta, los discursos eran distintos, pero todas ellas tuvieron un tremendo coraje civil, y trataron de comprender a los hijos, de llegar a ellos. Es decir, no los dejaron solos”.
Luego de hacer un recorrido por los hitos de la historia del movimiento de madres, Bayer destacó a Gorini por “su coraje para mostrar con respeto las contradicciones, las discusiones que otro demagogo hubiera tapado”.
Al culminar su intervención, Bayer subrayó que “las Madres saben que yo quería escribir su historia, pero como se adelantaron dos o tres autores, lo fui dejando, lo fui dejando hasta que Ulises Gorini lo tomó. Y la verdad Ulises, es que lo has escrito diez veces mejor que yo”.
“La lista”
A su turno, Ana María Bovo se vio en dificultades para leer el fragmento del capítulo en cuestión. Visiblemente emocionada, tuvo que esperar, juntar nuevas fuerzas, respirar profundo y rearmarse para poder llevar a cabo su labor solidaria. A medida que avanzaba en la lectura, los ojos del público enrojecían y un clima singular conmocionó a los asistentes en la Sala González Muñón. Es que si hubo perversiones contra las Madres, el mando de la dictadura militar mostraría de un modo especial, en este hecho, su ensañamiento contra estas mujeres que no cesaban de ponerlo en jaque.
Se trató de un momento desconocido, en el que muy tempranamente las Madres se enfrentaron con el riesgo de una ruptura, pero que, entonces, en 1980, todavía bajo el poder de fuego de los militares, habían logrado evitar. El tema fue que un emisario de la dictadura les ofreció la posibilidad de que ellas entregaran un lista con 20 nombres –entre miles de desaparecidos– quienes iban a ser salvados de la muerte en los campos de concentración y exterminio. Allí se desataría un drama humano y político entre las 20 mujeres que, precisamente, conformaban la Comisión Directiva de Madres. ¿Salvar al hijo biológico al incluirlo en “La lista” o sentirse madre de todos y negarse a cualquier pacto? Unas a favor y otras en contra, confrontarían argumentos en una discusión que hoy, a 28 años vista, atraviesa con espanto y dolor a quienes conocen esta maniobra a la fueron sometidas. Y si bien seguirían unidas varios años más, a partir de este suceso fueron muchas las que sintieron que entre ellas se había abierto un abismo.
“Protagonistas de nuestra historia”
Luego de agradecer a las Madres y a los compañeros de lucha, “los de siempre y los nuevos”, Ulises Gorini aseveró que “cuando tuve elementos suficientes para reconstruir este episodio de La Lista , al primero que consulté –más allá de las Madres con las que había conversado– fue a Osvaldo Bayer. ¿Cómo tratar esto? Así que él fue consejero, maestro en el presente y también a la distancia y en el tiempo”. En parte, el autor se refería a La Patagonia Rebelde, donde Bayer desplegó todo su empeño en investigar la verdad sobre los fusilamientos de los peones rurales en 1921, durante la presidencia de Hipólito Irigoyen.
Seguidamente, Gorini destacó la trama de solidaridades que había contribuido a la materialización de la obra: “Sin becas oficiales, sin subsidios, que tampoco hubiese aceptado porque todavía hay en el Estado argentino raíces del genocidio”.
“La otra lucha significa muchas cosas –continuó, entre otras y lamentablemente, la división del movimiento de Madres de Plaza de Mayo”. Asimismo, Gorini recordó que “las Madres surgen en el punto exacto de la crisis política y social, no solo del genocidio, sino de una crisis general muy profunda. No solo del sistema, incluso de las organizaciones revolucionarias. Y su punto de partida es la búsqueda individual, si se quiere hasta individualista. Y terminan en este punto, en la decisión que no son madres uno solo, sino madres de todos. Eso no lo tenemos que perder de vista”.
Al finalizar, Gorini resaltó que ellas “a veces son reducidas al símbolo de unas mujeres con pañuelo paradas en la Plaza. Son muchos más que eso. Han protagonizado algunas de las polémicas y de las definiciones políticas más profundas del país y del mundo. Yo no quiero situarlas en el plano mitológico de la mujer loba o leona, de la mamma italiana o de la idishe mame que se pusieron pañuelo y se transformaron, no fue así. No son sólo un valor ético, su lucha también encierra valores políticos e ideológicos. Son más que mujeres heroicas, son más que madres. Son protagonistas políticas decisivas de nuestra historia”.