Por Cecilia Rovito – Red Eco
En el primer encuentro de debate de la futura ley de educación de la Ciudad de Buenos Aires, María Teresa Sirvent y Susana Vior plantearon una situación de pobreza educativa a nivel nacional. María Teresa Sirvent marcó los tres estadios de la educación comparándolos con un tren que consta de tres vagones: la educación primaria, media y terciaria o universitaria.
Los jóvenes mayores de 15 años a nivel nacional que no lograron mantenerse en ese segundo vagón, es decir, los expulsados que se cayeron del tren, son según el censo de 2001, el 67 por ciento de la población, unos 14 millones de chicos que no estudian y que, por lo tanto, están en “situación de riesgo educativo”.
Sirvent explicó que este concepto de “situación de riesgo educativo” expresa que aquellos jóvenes que se cayeron del tren están, por no haber alcanzado niveles de formación educativa, marginados de la vida social, política, económica y cultural, frente a una mayor vulnerabilidad laboral y una menor posibilidad de desarrollo de un pensamiento crítico.
Este porcentaje se reproduce en todas las provincias y en alguna de ellas se profundiza. En el caso de Misiones, Chaco y Formosa más del 50 por ciento de los chicos se cayeron del primer vagón del tren, es decir, no completaron la primaria.
Mientras en la Ciudad de Buenos Aires el porcentaje es significativamente menor (41 por ciento), la Avenida Rivadavia separa, también educativamente, a la capital en dos. Al norte el porcentaje de jóvenes en “situación de riesgo educativo” es del 25,8 por ciento, al sur casi se triplica alcanzando un 68 por ciento. Si se comparan las estadísticas, ese porcentaje es también pobre, es decir forma parte de la franja poblacional con las necesidades básicas insatisfechas (NBI).
En la provincia de Buenos Aires, la franja de jóvenes de entre 15 y 24 años con NBI, el 90 por ciento está en “situación de riesgo educativo”.
Para la docente lo grave es la carencia de políticas educativas que visualicen como fundamental esta situación. Y señaló la necesidad de que la nueva ley de educación de la ciudad la contemple no desde acciones educativas compensatorios para la población de riesgo, sino desde la concepción de una educación permanente e integral, que vaya más allá de los espacios educativos atendiendo a las especificidades de esas otros espacios.
Es una “bomba de tiempo educativa”, como definen estudios de diferentes países de Europa, la escenario donde los hijos cuyos padres se cayeron del tren educativo, porque en algún momento del transitó educativo esa bomba explotara.
Por su parte, Susana Vior señaló que descendió la matrícula en los últimos años del primario y del polimodal, entre los años 2002 y 2004, según los últimos datos conocidos del Ministerio de Educación Tal situación de gravedad educativa se expresará, subrayó, en unos años frente al vacío generacional en ciertas profesiones.
Advierte, en este sentido, una baja preocupación social frente a la problemática de la educación salvo situaciones espasmódicas de violencia, infraestructura, calefacción, etc, pero que no cuestionan las políticas educativas. Y esto significa, afirmó Vior, que han conquistado nuestras cabezas y el desafió al que nos enfrentamos hoy es cómo reconquistamos la conciencia