Agencia Walsh
Christian Von Wernich, ex capellán de la policía bonaerense, será juzgado por el mismo tribunal que consideró genocida a Miguel Etchecolatz y lo condenó a cadena perpetua.
Durante la dictadura participó directamente de sesiones de torturas y de homicidios de trabajadores, militantes y estudiantes cometidos en el denominado “Circuito Camps”, una serie de centros de detención que respondían al sangriento mando de Ramón Camps, de quien Von Wernich era su confesor. Mañana comienza el juicio en La Plata.
“El padre Cristian Von Wernich era el sacerdote que yo tenía, porque los detenidos recibían asistencia espiritual; incluso, el sacerdote fue condecorado por la acción que tuvo y/o desarrolló con los detenidos”. Ramón Camps fue uno de los represores más emblemáticos que tuvo la última dictadura. Tuvo a su cargo las torturas, los secuestros, los asesinatos y las desapariciones cometidos en La Plata y sus inmediaciones. Por las manos de sus sicarios pasaron trabajadores de fábricas que luchaban por sus derechos, militantes políticos y estudiantes, los principales blancos a los que apuntó el régimen militar.
La “mano derecha” de Camps fue Miguel Etchecolatz, el represor que en septiembre de 2006 fue condenado a cadena perpetua por los crímenes cometidos; uno de los testigos que permitió llegar a la sentencia del ex policía fue Jorge Julio López, quien lleva nueve meses desaparecido. Fiel a los crímenes como a la religión, Camps recurría siempre para confesarse al capellán de la policía bonaerense, Christian Von Wernich.
“Había un sacerdote que decía que me pegaran un golpe más porque qué le hacía una mancha más al tigre. Fue una de las peores torturas, fue una tortura moral, me quería hacer quebrar en mi convicción católica, pero no pudo”, declaró años atrás, en los denominados Juicios por la Verdad, Rubén Schell.
El rol que tuvo Von Wernich durante la dictadura como capellán de la Bonaerense fue analizado por el periodista Hernán Brienza en el libro “Maldito tú eres”.
“Von Wernich no fue el único capellán involucrado con la represión. Hubo otros. Pero su caso es el más emblemático”, destacó Brienza.
En sus primeros años en el sacerdocio fue reconocido como un hombre “confianzudo y campechano”, especialmente durante su paso por Bragado. Allí, en una escuela, también era profesor de inglés.
En su decisión de elevar el caso a juicio oral, el juez platense Arnaldo Corazza consideró que el ex cura contribuyó con las fuerzas militares “en la forma de relacionarse con sus víctimas y familiares para obtener información necesaria para sus superiores”; para eso fue parte de la “aplicación de diversos tormentos y hasta muertes violentas de algunas de esas personas”.
“Von Wernich concurría asiduamente a algunos de los centros clandestinos del circuito, accedía a las zonas en las que se encontraban ilegalmente privadas de su libertad las víctimas y mantenía contacto directo con ellas”, precisó el fiscal Sergio Franco en su investigación.
El ex capellán policial llegó al juicio oral detenido en una cárcel común. Está acusado de siete homicidios y 41 casos de privaciones ilegales de la libertad y torturas. La Justicia consideró que la causa tiene relación directa con la investigación realizada antes para determinar los delitos de lesa humanidad cometidos por Miguel Etchecolatz, y por eso designó para llevar a cabo el juicio al Tribunal Oral Federal 1. “Existe absoluta coincidencia entre los lugares y modos de actuación”, explicaron los jueces.
Al ex sacerdote se le imputó la coautoría en los homicidios de Domingo Moncalvillo, María del Carmen Morettini, Cecilia Idiart, María Magdalena y Pablo Mainer, Liliana Galarza y Nilda Susana Salomone. Entre los secuestros figura el del fallecido periodista y director del diario La Opinión, Jacobo Timerman. El propio Camps declaró en su momento: “Tengo una persona que puede dar fe de los distintos lugares que estuvo el señor Timerman, porque lo visitó en todos esos lugares, es el padre Cristian Von Wernich”.
Según los testimonios brindados a la Justicia, el ex capellán fue visto en los centros clandestinos que funcionaron en la comisaría quinta de La Plata (allí estuvo detenido Julio López), la Brigada de Investigaciones de La Plata, el “Puesto Vasco”, el denominado COTI de Martínez y la Brigada de Investigaciones de Quilmes, todos agrupados en el denominado “Circuito Camps”.
En 2003, tras pasar casi siete años prófugo, Von Wernich fue detenido en la pequeña ciudad balnearia chilena de El Quisco, donde oficiaba como párroco bajo el falso nombre de Christian González.
Ante la Conadep, Alberto Enmed, que falleció años atrás, declaró que luego de golpear duramente a tres detenidos ilegales, se le acercó Von Wernich: “Me dice que lo que habíamos hecho era necesario, que era un acto patriótico y que Dios sabía que era para bien del país”.