Diez trabajadores del diario Clarín sometidos a juicio oral y público, más el embargo de sus bienes por valor de 40 mil pesos cada uno, fueron absueltos. Cuatro de ellos, delegados de la planta gráfica de Pompeya, estaban acusados de haber tomado las instalaciones donde se imprimen los diarios y las revistas de la empresa. Claudio Díaz escribió esta nota antes de conocerse la sentencia.*
Llega a su fin el aberrante juicio contra cuatro
delegados gráficos
Por Claudio Díaz
A fuerza de repetirlo aquí y allá, oralmente o por escrito, la Mediocracia logró imponer como verdades de Biblia dos zonceras que siguen estupidizando a legiones de mediocres.
Una es que el aparato peronista controla absolutamente todo lo que se mueve en el terreno de la política.
La otra es que la sociedad democrática y republicana de este país vive amenazada bajo presión de las patotas sindicales.
Por supuesto, no hay aparatos ni grupos de choque que respondan a los poderes mundiales que pretenden fumarse la Argentina para dejarla hecha cenizas.
El establishment económico y su prensa adicta son aficionados neutrales.
Ahora, ¿cómo se llama al poder que es capaz de detentar en un mismo espacio aquellos dos atributos? Se llama Clarín…
El 99,5% de quienes viven en la Argentina desconocen que por estos días se lleva a cabo un juicio oral y público contra cuatro trabajadores del diario que cometieron la insolencia de reclamar por sus derechos laborales.
Primer punto: ¿no habría que llamar —utilización del aparato (en este caso por parte del Grupo) al hecho de que prácticamente ningún medio de comunicación esté dando cuenta de esa información?
Segundo punto: que los trabajadores hayan sido conducidos al estrado como potenciales terroristas subversivos, pese a ser absueltos en reiteradas oportunidades por distintos magistrados del ámbito penal, ¿no está demostrando que hay patotas de abogados y jueces que salen a secuestrar y golpear a la Justicia para que el Gran Diario pueda saciar su apetito de codicia hasta el hartazgo?
Si hubiera que escribir el guión de esta historia para llevarla a la pantalla, la primera imagen que aparecería –trillada y todo— sería la de un ring.
En este rincón, la dignidad de los trabajadores, su humildad.
En el otro rincón, la opulencia de los poderosos, su soberbia. No hay equivalencia posible.
Estamos hablando de dos categorías morales totalmente antagónicas.
En realidad, da vergüenza que se haya autorizado la realización de esta pelea.
Pero el Grupo y su soporte dominante no contemplan nada.
Ellos quieren ganar como sea, recurriendo a golpes bajos y trampas, porque de lo que se trata es de sancionar con el ejemplo.
—Te voy a dar una paliza para que escarmientes, dirían en su lenguaje patotero.
Y allá van, entonces, los jurados que responden a la corporación.
Jamás ha existido en la historia de lucha de la clase trabajadora argentina un juicio tan aberrante como éste.
Y todo, porque los trabajadores se negaron a ser esclavos del Siglo XXI.
Pero, entonces, ¿cómo arranca esta historia?
Año 2004, entre el 28 de Agosto y el 2 de septiembre de 2004.Los trabajadores gráficos de AGR participan de un conflicto gremial originado por la propia empresa.
¿Qué nueva maniobra ha pergeñado en su laboratorio el Doctor Magneto? Que los muchachos trabajen sábados y domingos a la tarde con el pago de horas simples, en violación a lo establecido en el Convenio Colectivo de trabajo.
Se denuncia el intento de avasallamiento ante el Ministerio de Trabajo. Se realiza una asamblea general del taller ubicado en el barrio de Pompeya.Se resuelve un paro total de actividades… La huelga se prolonga durante cuatro días y culmina con un operativo policial de características intimidatorias del que participan 600 efectivos uniformados y de civil, con sed de reprimir a diestra y siniestra.
—Hay que acabar con esos subversivos dicen los jerarcas de la democracia clarinesca.
La empresa despide a 119 trabajadores y, tras la conciliación obligatoria, 48 de ellos no son reincorporados, incluidos todos los integrantes de la Comisión Interna.
Como puede observarse, en esto de acatar las decisiones oficiales el Grupo es muy obediente…
Pero cuatro de los delegados: Luis Siri, Javier Alfonso, Nicolás Rivero y Cristian Quiroz, con el apoyo de la Federación Gráfica Bonaerense, mantienen la firme decisión de reclamar su reincorporación bajo el amparo de la garantía de estabilidad gremial que los protege.
Es decir, van al frente. Tienen dignidad y quieren caminar por la calle, junto a sus compañeros, con la frente alta.
Transcurren más de cuatro años de aquellos acontecimientos y queda demostrado que el verdadero motivo de este proceso es el de judicializar un conflicto puramente gremial, para impedir o al menos obstaculizar el funcionamiento de las actividades sindicales, un antecedente de sumo riesgo para los trabajadores.
La CGT, incluso, se expide públicamente en ese sentido reclamando que no puede usarse a la Justicia para enmascarar una flagrante violación al principio de libertad sindical.
Un dato aleatorio muy significativo: mientras los Magneto boys se arrogan el respaldo de la vaporosa opinión pública, la representatividad de los delegados gráficos sometidos a juicio es ratificada en forma democrática por el voto de sus compañeros de trabajo, en elecciones de comisión interna realizadas en 2005, 2006, 2007 y 2008.
Claro que en la práctica se ven imposibilitados de cumplir con las funciones gremiales que les corresponde. El gran diario que pontifica sobre el derecho civil y la calidad republicana no se los permite.
Como parte de su estrategia, Artes Gráficas Rioplatense radica denuncias ante la justicia laboral y penal, tratando de demostrar que la legítima huelga (que curiosamente nunca fue declarada ilegal), representó en realidad una usurpación del establecimiento y que algunos de los trabajadores fueron intimidados por los delegados para obligarlos a acatar la medida.
No obstante ello, los delegados son absueltos en reiteradas oportunidades por distintos jueces del ámbito penal y protegidos en el ámbito laboral.
Sin embargo, recurriendo a otras vías judiciales, y utilizando la presión y el lobby que lo caracteriza, el Grupo Clarín logra forzar el inédito juicio oral y público y, además, consigue que se les trabe embargo a los 10 delegados imputados por $ 40.000 cada uno. Un encanto de periodismo libre, democrático e independiente…
El juicio oral y público se lleva a cabo en el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 13, integrado por los doctores Gamboa Enrique, Guardia Diego y Calveta Adolfo.
Los cuatro delegados del diario están procesados por los supuestos delitos de privación ilegitima de la libertad, daños, hurto, amenazas simples, amenazas coactivas y usurpación.
¿Nada más? ¿No serán culpables, además, del desfalco cometido con Papel Prensa? Ya que estamos, ¿por qué no cargamos en su cuenta el endeudamiento del Grupo, por 3 y mil pico de millones de dólares, que gracias al cabeza dura de aquel presidente se pesificó?
De las actuaciones queda el lamentable rol de 35 testigos que —más que eso— son jerarcas de la parte acusadora; la exposición de cientos de fotos que nada aportaron como prueba testimonial y hasta la difusión de un tedioso video que intenta ser una película de terror protagonizada por trabajadores, pero que no muestra ni una gota de sangre y es, en verdad, una pieza calcada de aquellas publicidades de la dictadura.
Así, un derecho tan humano, elemental y consagrado por la Constitución (estamos hablando nada menos que del Derecho de Huelga) se transforma en un intento de criminalización.
¡Bravo por Ricardo Kirchsbaum, derviche de la satanización sindical que cometió pecados juveniles al tomar el Canal 10 de Tucumán en nombre de la Revolución Marxista, y que poco después se arrepintió tomando café con el General Viola…!
¡Bravo por Ricardo Roa, paladín de los derechos laborales que comió de la mano de muchos dirigentes, y que hoy —a bordo de su Audi de 250 mil dólares— se lleva por delante a todo el mundo…!
¡Bravo por Julio Blanck, estrella fulgurante del periodismo democrático que chivea generosos espacios para que los lectores se cultiven con las ideas del conservador Romero Feris y el progresista Sabbatella…!
¡Bravo por Eduardo Van der Kooy, profeta de la calidad institucional que con los nuevos vientos dejó de jugar al tenis con el almirante Zero, que lo llevaron a frecuentar ámbitos con aire marinero!
Bravo por todos ustedes, valientes y plurales periodistas que editorializan sobre los males que aquejan a la Argentina.
Este martes 28 de abril se darán a conocer los alegatos de la parte acusadora, y al día siguiente los de la defensa.
De no mediar ningún cambio más, el miércoles, con la lectura de los alegatos de la defensa, acabará entonces este juicio que ya lleva más de 40 días.
Aguardamos la sentencia con la esperanza de que el veredicto sea el de la absolución de todos los cargos que nos endilgaron. Y de ahí en más trabajar para recuperar el lugar, el tiempo que se nos fue y los derechos que nos quitaron hace casi 5 años, dice Luis Siri en su nombre y en el de sus compañeros enjuiciados.
La sentencia también será seguida desde muy cerca por los millones de trabajadores de la Argentina, por el precedente que podría sentar en caso de que los delegados resulten condenados a recibir alguna pena.
Es que en este juicio parece haber quedado en claro que lo que se buscó es sentar una jurisprudencia sobre el derecho a huelga, con todo lo nefasto que eso representaría para el futuro del movimiento obrero.
Volvemos a la imagen inicial de esta película.
Ahí vemos el ring. Se acerca el final de la pelea. En los primeros lugares del sector pullman, los jerarcas del monopolio se refriegan las manos. Al costado, una cohorte de alcahuetes le saca lustre a sus clarinetes y ensaya tonos para ver si pueden hacer sonar la partitura magnetiana.
¿Se la llevarán de arriba? ¿Habrán conversado con los jurados para imponerse, aunque más no sea que por puntos? El resultado importa. ¡Claro que importa!
Pero lo que debe queda claro es que ellos, por más peso pesado que sean, no valen nada. Mírenlos… Achanchados de tanta gula, con sus arterias tapadas por la grasa del dinero que se engullen.
Ahora miren a los compañeros gráficos, nuestros compañeros…Son los luchadores del pueblo argentino. Tal vez más frágiles, sin sponsors, pero con la fuerza moral de pelear por las causas justas, de los que tiene convicciones para luchar por la dignidad.
¡Vamos muchachos…! Adelante, con el pecho erguido, con el orgullo de estar representándonos a todos. Ustedes ya ganaron. Ustedes son y serán invencibles.
* Publicada originalmente en www.nacionalypopular.com