El personaje de Juanito toma forma de una serie narrativa en la obra de Berni: unas veinticinco pinturas con escenas de la vida de este niño-adolescente que vive en una villa miseria cerca del bañado del bajo Flores.
EL GOBIERNO DE LA CIUDAD RINDE HOMENAJE
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires realizará el viernes 13 de octubre un homenaje a Antonio Berni, a 25 años de su muerte, en un acto frente al edificio donde funcionó su último atelier, en Lezica 4199, esquina Rawson. Allí se colocará una placa alusiva a su memoria y luego se proyectará —sobre la fachada del edificio— un audiovisual con sus obras más representativas.
El acto contará con la presencia del jefe de Gobierno porteño, Jorge Telerman; la ministra de Cultura, Silvia Fajre; la hija del pintor, Lily Berni; su nieta, Jimena Berni; además de otros funcionarios, artistas, amigos y vecinos.
La actividad comenzará a las 19 hs. con el descubrimiento de la placa y luego, entre las 19.30 y las 22.30 hs., se proyectarán ininterrumpidamente las distintas imágenes. Se trata de rendir tributo a uno de los creadores más importantes de la Ciudad y difundir su producción para reconocimiento de los vecinos -muchos ignoran el paso de Berni por los barrios de Almagro y Caballito- estimulando la relación de pertenencia e identidad, como así también la memoria colectiva.
Breve biografía
Anotnio Berni nació en Rosario en 1905. Comienza sus estudios en esa ciudad y en 1925 obtiene una beca que le permite viajar a Europa y concurrir a los talleres de André Lhote y Othon Friesz.
En París se pone en contacto con la pintura metafísica y con el surrealismo, además de adherir a la idea de la acción artística comprometida con la realidad política y social. De regreso en Argentina en 1930 trabaja en pinturas y collages surrealistas que expone en Buenos Aires en 1932.
En 1933 toma contacto con el mexicano Siqueiros y con el concepto del mural como arte de proyección comunitaria. Desde entonces trabaja, a falta de muros públicos, en composiciones de gran tamaño, que tratan a escala monumental los conflictos de las clases populares.
Una beca de la Comisión Nacional de Cultura le permite viajar, en 1941, por Latinoamérica y estudiar su arte. En 1943 obtiene el Gran Premio de Honor del Salón Nacional. En 1944 funda junto a Spilimbergo, Castagnino, Urruchúa y Colmeiro, el primer Taller de Arte Mural, con el que ejecuta al año siguiente la decoración de la cúpula de las Galerías Pacífico.
En los años 50 comienza una serie dedicada a los pobladores más humildes del interior del país, sobre todo de Chaco y Santiago del Estero, ocupándose del fenómeno de las migraciones internas.
En 1959 retoma el collage, técnica que empleará en dos ciclos de obras cuyos protagonistas serán Juanito Laguna, el chico de la villa miseria y Ramona Montiel, la prostituta. La elección de los materiales de deshecho se vuelve significativamente contextual. Chapas, cartones, maderas y rezagos industriales ambientarán las andanzas de Juanito y encajes, puntillas de plástico o papel, molduras de mobiliario barato, predominan en las de Ramona.
Gana el Gran Premio Internacional de Grabado de la Bienal de Venecia en 1962. Sus grabados también son premiados en la Bienal Internacional de Ljubljana, en la de Cracovia y en Intergrafik de Berlín. Renueva la xilografía introduciendo el collage y prominentes relieves (“xilo-collage-relieve”), además de realizar estampas de proporciones desusadas.
En 1965 se organiza una retrospectiva de su obra en el Instituto Di Tella, donde presenta a los Monstruos polimatéricos. Versiones de esta muestra recorren algunas ciudades del interior del país, Estados Unidos y varios países de Latinoamérica. En este año es designado Miembro Honorario de la Accademia delle Arti del Disegno de Florencia.
A partir de 1967 trabaja en ambientaciones multimedia como Ramona en la caverna, El mundo de Ramona o La masacre de los inocentes, presentada en su retrospectiva de 1971, en el Museo de Arte Moderno de París.
En los años 70 recurre a elementos provenientes del realismo fotográfico, sin abandonar por ello su inclinación al expresionismo. Pinturas de esta modalidad son exhibidas en 1977, en Nueva York. Estos recursos nutren tanto a los ensamblajes de Juanito como a los de Ramona, que, por su parte, adquieren cada vez mayor relieve para casi transformarse en retablos modernos. En este estilo y reflejando los cultos populares, realiza, en 1976, la ambientación dedicada a La difunta Correa.
En 1979 es nombrado miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes. Con Apocalipsis y La Crucifixión culmina en 1980 las imponentes pinturas destinadas a decorar la Capilla del Instituto San Luis Gonzaga de Las Heras, Provincia de Buenos Aires, instaladas allí al año siguiente. Fallece en Buenos Aires el 13 de octubre de 1981.