El misoprostol se comenzará a vender en farmacias bajo receta archivada en los casos en que la interrupción del embarazo sea legal. La comenzarán a producir dos laboratorios nacionales, uno público y otro privado.
Fue recién tras el masivo debate y el patético rechazo del Senado a la ley para legalizar la práctica del aborto cómo –una necesaria– política pública, en tanto práctica legal, segura y gratuita, que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) autorizó el uso del Misoprostol –que existe hace 20 años– como medio para discontinuar un embarazo de manera segura.
Junto con esto, permitió su venta bajo prescripción médica y con receta archivada. En la Argentina rige la interrupción legal del embarazo (ILE) en caso de violación o cuando el embarazo representa un peligro para la salud o la vida de la mujer.
En estos casos, el tratamiento que realiza la Secretaría de Gobierno de Salud –como lo recomienda la Organización Mundial de la Salud– incluye la utilización del misoprostol como medio médicamente seguro para discontinuar un embarazo.
El fármaco hasta ahora solo se producía en unidades de 200 mcg (microgramos), equivalentes a 0,2 miligramos, combinado con un antiinflamatorio –Diclofenac–, y no estaba autorizado con fines ginecológicos sino gástricos. Además, existía un único laboratorio que lo comercializaba y fijaba precio: 4.500 pesos (el envase de 16 comprimidos recubiertos).
Las resoluciones de la Anmat, permiten que otros laboratorios nacionales produzcan y comercialicen el medicamento. Desde hace tres meses está aprobado el Misoprostol 200 del Laboratorio Domínguez para uso institucional y hospitalario. Y recientemente una nueva presentación “Misop 200”, de 12 comprimidos vaginales, para venta en farmacias.
Desde marzo del 2005, la OMS incluyó el misoprostol en su lista de medicamentos esenciales, por haberse demostrado su eficacia y perfil de seguridad.