Una interesante iniciativa de la Dirección de Casco Histórico de la Ciudad dotó a la tradicional avenida de Mayo, que en julio cumplirá 115 años de existencia, de 113 bancos de hormigón simil mármol, para que turistas y peatones vernáculos descansen y disfruten de fachadas con valor patrimonial.
La idea del sector que dirige el arquitecto Luis Grossman se plasmó en seis meses y ha tenido buena acogida por los usuarios: en días laborables el índice de ocupación es alto. Los bancos fueron instalados en ambas veredas de la avenida a lo largo de su recorrido entre Plaza Lorea y Plaza de Mayo frente a fachadas de edificios destacables como la Casa de la Cultura (ex diario La Prensa), el Hotel Castelar, la Inmobiliaria, el pasaje Roverano o el imponente Palacio Barolo. La determinación final en cuanto a dónde ubicarlos tuvo que sortear diversos obstáculos “Hicimos un relevamiento extensivo, cuadra por cuadra, para tener en cuenta los kioscos de diarios y de flores, las paradas de colectivos y las sucursales de bancos, que nos advertían sobre la colocación por cuestiones de seguridad”, señaló Grossman (La Razón, 19/02/2009).
El arquitecto Grossman formuló una curiosa apreciación: denominó “antivandálicos” a los bancos y vinculó vandalismo con marchas por la avenida de Mayo.(“… como en Avenida de Mayo las manifestaciones son frecuentes, son antivandálicos. Y su estructura está calculada para que soporten el peso, con una parte enterrada tan grande como la que se ve“, (Clarín 20/02/2009), o, en otros términos, ¡los manifestantes enardecidos no sólo no podrán romperlos sino tampoco llevárselos a sus casas!.