Agencia Rodolfo Walsh
El primer juicio oral y público por una de las matanzas emblemáticas de la dictadura militar, la Masacre de Fátima, en la que 30 personas fueron secuestradas, asesinadas y dinamitadas, comenzó hoy contra tres ex jerarcas de la Policía Federal.
Buenos Aires, 29 de abril de 2008 (Agencia Walsh). El Tribunal Oral Federal 5 inició el debate en el proceso al comisario Juan Carlos Lapuyole, 78 años, ex jefe de inteligencia de la Superintendencia de la Policía Federal; el comisario Miguel Angel Timarchi, 65 años, y el comisario Carlos Enrique Gallone, 63 años.
Los tres uniformados llegaron a esta audiencia procesados como autores mediatos de los delitos de privación ilegal agravada y homicidio calificado por alevosía en 30 casos, es decir 20 hombres y 10 mujeres víctimas en la llamada “Masacre de Fátima”.
También en esta causa, caratulada con el número 16.441 y desprendida de la llamada “Mega causa Primer Cuerpo de Ejército”, estaba procesado el comisario Carlos Vicente Marcote, ex jefe operativo de la Superintendencia de Seguridad Federal, ya fallecido.
En la primera parte de la audiencia de hoy, se dio lectura a la requisitoria de elevación a juicio oral elaborada por el fiscal federal Federico Delgado, que calificó los hechos como “delitos de lesa humanidad”, ocurridos en el centro clandestino de detención que funcionó en la Superintendencia, ubicada en la calle Moreno 1417.
A la noche del 19 al 20 de agosto de 1976, 30 prisioneros que estaban secuestrados en el tercer piso de aquel edificio con la denominación “RAF” (por la Royal Air Force) porque “estaban en el aire”, es decir no registrados, fueron sacados de allí por un grupo de tareas policial.
El policía Víctor Armando Luchina, que aquella noche estaba allí de guardia, testimonió en la etapa de instrucción que cuatro de los prisioneros retirados del lugar parecían muertos y los otros 26, dopados, y precisó que entre quienes los trasladaban figuraba Gallone.
Los subieron a un camión sin identificación con el que fueron llevados a un playón de estacionamiento, y ahí los ejecutaron de un disparo en la cabeza a cada uno. Luego se dirigieron a la localidad de Fátima, en el partido de Pilar.
En el camino de Fátima a la ruta provincial 6, en el kilómetro 62 de la ruta nacional ocho, descargaron los cuerpos y los apilaron, para luego proceder a su voladura con una fuerte carga de explosivos, que al explotar se escuchó en toda la zona, hacia las 4.30 de la mañana.
Los cuerpos fueron encontrados hacia las 5.30 de la madrugada por un grupo de obreros de un horno de ladrillos, que se dirigían a su trabajo, y quedaron tan destrozados que sólo 16 de ellos han sido identificados, pese a que han pasado 31 años.
Entre las víctimas figuraban Luis Leiva y Conrado Alzogaray, empleados de la fábrica de autopartes Bendix, de la zona norte del Gran Buenos Aires.
Algunos sobrevivientes de la Superintendencia declararon en la etapa de instrucción haber escuchado a los policías vanagloriándose de la ejecución de la “Masacre de Fátima” en venganza de la bomba que “Montoneros” había accionado poco antes en el comedor de esa repartición, la cual acabó con la vida de 27 uniformados.
En el juicio por la “Masacre de Fátima” se prevé que desfilen de 50 a 70 testigos y posiblemente las audiencias se prolonguen hasta julio próximo.