La demolición de la Casa Benoit en Bolívar e Independencia —que habitó el autor del diseño de la ciudad de La Plata— y el mural Carnavales de Antaño del Grupo Muralistas del Oeste (Mónica Rojas, Marta Caveri, Emilio Reato y Jorge Ledesma) pintado sobre la pared medianera, no se desarrolló en secreto.
Pero ahora, cuando ese proceder delincuencial queda al descubierto, emergen una serie de hechos. Sabemos que ningún ente del GCBA de los varios por los que pasó el expediente solicitando permiso para la demolición lo concedió; que los peticionantes llamaron a la Guardia de Auxilio argumentando peligro de derrumbre y que la Guardia lo descartó y que finalmente armaron un cartel de obra fraudulento.
Como crónica de una muerte anunciada, quiero destacar que la casa Benoit avisó entre estertores de su defunción. Detallo que a mediados de abril de 2008 advertí que hacía días se habían colocado andamios y una tela liviana equivalente a una reparación, pero que se comenzaba a demoler a piqueta desde el fondo de la propiedad. Reiteré eso mismo el 18 y el 24, dando cuenta de los avances a la Dirección General de Patrimonio Urbano, al Casco Histórico, a la Comisión de Protección Patrimonial en Legislatura y a todo ente que me pareció podría entender en el tema. Luego me he anoticiado que ninguno de ellos tiene poder de policía.
El 30 de abril, producto al parecer de una inspección que pretendió paralizar la demolición, la continuaron a todo vapor pero munidos de una enorme grúa que demolía paredes contando sólo como contención con un parapeto de chapas, sin siquiera cortar el tránsito sobre Bolívar, corriendo el albur que algún bloque de cemento cayera sobre algún vehículo o peatón.
El 1º de mayo solo quedaba barrer los escombros. O sea que hablamos de una conjunción fatal, que cuenta con antecedentes variados, para la casa Benoit: gente dispuesta a trasponer cualquier barrera adversa en pro de pingues beneficios —seguro habrán calibrado cuantos pisos podrían construir o cuantos autos estacionar— y un estado inerte que defiende tarde y mal los intereses de esta bella ciudad. Sólo un baldío enorme, réquiem para esta esquina de San Telmo. Con el bien ya perdido, los vecinos que creemos habitar un barrio de características únicas pedimos al GCBA recupere ese espacio para el bien común. Tal vez una plaza temática que lleve el nombre de Pedro Benoit y la restauración del mural perdido servirían como reparación para la ciudad y como escarmiento para quienes piensen en el futuro de nuestro barrio piqueta en mano.
Si es castigado con rigor, servirá para disuadir a quienes piensan que pueden actuar con la regla del vale todo sin que nada pase. Debe quedar demostrado que algo pasará y que la ley caerá con rigor sobre quienes la ignoren.