Cada vez más los turistas buscan escaparse de la ciudad y tomar contacto con la vida rural. Los pobladores y emprendedores, en tanto, ofrecen experiencias y atracciones que combinan naturaleza y cultura. La revalorización de los viajes de cercanía ha convertido al turismo rural en un promotor de las economía locales.
En el último tiempo, las escapadas a destinos rurales se han transformado en una tendencia que no ha parado de crecer. Los turistas eligen, cada vez más, vivir nuevas experiencias, más económicas y en contacto con la naturaleza, la cultura y las costumbres de los pequeños pueblos. “El turismo rural es una herramienta de desarrollo territorial”, afirmó la doctora Sandra Fernández, directora de la Tecnicatura Universitaria en Turismo Rural, carrera que se dicta en la Facultad de Agronomía de la UBA.
Para Fernández el turismo rural es una actividad que fomenta la redistribución de la riqueza. “La riqueza que se obtiene por el turismo mejora las condiciones de vida de los pobladores rurales y a su vez se redistribuye, generando puestos de trabajo e impulsando a que la juventud se arraigue y no migre”, dijo.
El auge del turismo rural se intensificó luego de la pandemia por el coronavirus, donde los viajes resultaban más difíciles y la gente buscaba espacios abiertos a pocos kilómetros de la ciudad, que pudiera ir con sus propios vehículos. Así, esta revalorización de los viajes de cercanía aceleró el desarrollo de las comunidades locales, dinamizando el sector de turismo rural.
Hoy en día, con la interconexión digital los viajeros diseñan sus propios itinerarios y escapan al turismo de ‘playa’. “Eligen otro tipo de turismo que no es el contemplativo típico de sol y playa de unas décadas atrás, sino que buscan contacto con la naturaleza, compartir experiencias, saber cómo se produce, cómo se organiza un tambo o una huerta o cómo se hace un compost”, señaló la directora
Según contó Sandra Fernández, a los turistas les llama la atención las actividades cotidianas de los pobladores como, por ejemplo, cocinar el pan en el horno de barro, darle de comer a las gallinas o arrear las cabras. “Todas esas cuestiones diarias que los pobladores rurales las tienen muy internalizadas, para una persona urbana que no tiene contacto cercano con esas experiencias le resulta muy atractivo”, aseguró.
Otra peculiaridad que posee el turismo rural es que ofrece opciones y experiencias para todos los bolsillos. “Si bien los viajes son más económicos, hay una amplia gama de alternativas. Tenemos desde la gente que ofrece casa y comida por colaborar en las tareas rurales, hasta lugares que ofrecen estadías de mucho nivel y sus alojamientos son bastantes más caros”, explicó Sandra Fernández.