El desastre ecológico de una planta de celulosa en Chile

Cisnes de cuello negro. En Buenos Aires pueden observarse ejemplares de la especie en la Reserva Ecológica.

Por María Antonia Zunzunegui *
En un foro ambientalista la experta chilena describió las consecuencias de las instalación de una planta de celulosa en Valdivia, cuyos efectos más visibles fueron la aniquilación de los cisnes de cuello negro en su santuario natural, sólo seis meses después de haber comenzado a operar.

“Les agradezco mucho la invitación. Quería comentar primero lo que ocurre en términos generales con las papeleras y después contarles un caso que se conoce como “La Muerte de los Cisnes”, que ocurrió en Valdivia el año pasado, a raíz de la instalación de una papelera.

Esta situación que estamos viviendo con las papeleras y otras transnacionales, nace por el modelo económico que existe, por lo menos en Chile, modelo de explotación e indiscriminado de los recursos naturales y de exportación de materias primas principalmente.

En Chile, por ejemplo, las empresas mineras son exportadoras de concentrado de cobre principalmente. Las empresas pesqueras son productoras de harina de pescado y las empresas forestales son productoras de astillas y de pasta de papel. A estos productos no se les agrega ningún valor, por lo tanto tenemos una explotación altísima de nuestros recursos naturales.

Con respecto a las papeleras, quería contarles cómo es el proceso y por qué llegamos a la contaminación actual. Las maderas tienen dos componentes principales: en la corteza, un componente que se llama lignina y en su interior un componente que se llama celulosa.

Es en el proceso de blanqueo de la celulosa que se producen variadas contaminaciones. Este proceso de blanqueo utiliza cloro elemental o dióxido de cloro, que era lo que utilizaba la empresa Celco, en Chile, y es lo mismo que van a utilizar las empresas finlandesa y española en Uruguay para el blanqueo de papel.

Este cloro es precursor de muchos contaminantes, entre ellos la dioxina, altamente tóxicas para las personas y también para el ecosistema complejo.

Entre las cuestiones que presentan problemas de salud, están las inhalaciones de los tóxicos que generan las papeleras, las personas sienten mal olor, tienen tos y empiezan a tener problemas respiratorios hasta el cáncer.

Posiblemente del cáncer no nos enteramos porque aparece decenas de años después. Por lo tanto es muy difícil medir el resultado de la contaminación que originan las plantas de papel.

¿Qué proponemos nosotros y varias organizaciones que nos hemos abocado a este problema de las papeleras? Nosotros proponemos que ellas no descarguen, que las papeleras no usen nuestros cursos de agua y nuestras costas, los mares, como medios de depuración.

Lo que ellos deberían hacer es recircular el agua y también eliminar el cloro de sus procesos. Esto ya existe, ¿cómo eliminamos el cloro?, se utiliza oxígeno, en Europa están utilizando esta tecnología. Sin embargo, les sale tan cara que vienen para acá, donde no hay regulación, a utilizar tecnología mucho más barata y contaminarnos a nosotros.

¿Cómo podemos implementar estas soluciones? Obviamente que fortaleciendo la regulación. Es en realidad el Estado el que se tiene que hacer cargo de controlar a estas papeleras. La regulación debería ser en todos los niveles, debería ser en los niveles de normativa, o sea, siendo muy eficiente la normativa para que la calidad de las descargas de las papeleras sea al menos igual que la calidad del agua del cuerpo que recibe la descarga, del río o del mar.

Obviamente esto en mi país no existe. No existe ni siquiera una normativa para las dioxinas, porque aparte no tenemos laboratorios para medirlas.

Por otro lado está el tema del control, de la fiscalización; en Chile existe la Comisión Nacional del Medioambiente que depende del ejecutivo, depende de los ministros, para realizar todos los estudios de impacto ambiental.

Ellos deberían ser quienes decidan de manera conciente y con mucha información, cuáles son las industrias, o qué necesitan las industrias para que no generen daño a la salud y al medio ambiente. Sin embargo, hoy día la Comisión Nacional del Medioambiente les está dando el sí a todas sin excepción. Se están aprobando papeleras, y también mineras.

Por último, si se norman tratados internacionales, tenemos que cumplirlos, no sé en Argentina, pero en Chile hemos ratificado el Convenio de Estocolmo que norma los contaminantes orgánicos existentes como la dioxina y dice que tenemos que lograr la disminución de estos contaminantes orgánicos persistentes y nombra a las empresas papeleras como las generadores de dioxina y de otros factores altamente contaminantes.

Por lo tanto, permitiendo su inversión sin ninguna fiscalización, sin ningún control sobre nuestras aguas, están yendo en contra de las cosas que nosotros firmamos, con cosas en las que deberíamos estar de acuerdo y que es la tendencia mundial, o al menos de la parte norte del mundo.

CELCO, la Botnia-Ence de Chile

Ahora les voy a contar lo que ocurrió con esta papelera en Chile, que no se puede creer, pero todavía está operando. Es una empresa llamada Celco, su dueño es Anacleto Medini y es una papelera que se aprobó hace unos 7 años. Primero quería contarles en qué lugar está instalada esta papelera.

En el terremoto de 1960 en la ciudad de Valdivia, se inundaron 4.877 hectáreas del Río Cruces. Esta inundación provocó muchas cosas terribles, pero también generó un ecosistema muy rico y muy poblado de mamíferos, de aves, y en particular un ave que nosotros queremos mucho que es el cisne de cuello negro.

Esta es una especie que está en estado vulnerable por el UCN que es un código de conservación. El nicho ecológico del cisne se encuentra ubicado al sur de Santiago, que también seria al sur de Buenos Aires, en la ciudad de Valdivia, en la décima región de Chile. Es la región de los lagos.

En la parte norte, hacia la montaña, la empresa Celco eligió instalarse y además eligió descargar sus aguas. ¿Qué significaba esto? Significaba que desde las montañas hasta la empresa, un nivel más abajo de la empresa, está el santuario que obviamente se iba a contaminar por la acción sin control de la empresa de celulosa Celco, que descargaba sus desperdicios al agua del río.

¿Qué ocurrió , en términos del sistema ambiental chileno, que no funciona, por supuesto?

En 1995 la empresa Celco presenta el estudio de impacto ambiental, no sin problemas. En principio habían pensado descargar sus residuos industriales en las costas de Chile, en la costa de la cuenca de Valdivia, pero en la playita de pescadores, no les permitieron ni siquiera hacer los estudios ambientales, por lo tanto tuvieron que descartarlos.

Presentan el estudio ambiental y a pesar de la comisión de pescadores, deciden hacer las descargas desde arriba sobre el santuario. En el año 1998 logran la autorización de la Comisión Nacional del Medioambiente. Sin embargo, recién en el año 2003, comienzan la construcción de la planta.

Para esa fecha ya existía en el mundo tecnología renovada, ya existía la forma de hacer una planta de celulosa mucho mejor, que no contaminara las aguas, que no hiciera daño a las personas, etc. A pesar de esto, siguieron adelante con la construcción, no presentaron estudios sobre impacto ambiental y una división estaba operando esa planta.

La planta desde el principio tiene fallas, incluso la Comisión del Medioambiente, la multa reiteradamente, la multan porque no cumple la cuota de regulación ambiental que existe en Chile, porque las descargas están superando las normativas.

Empiezan a aparecer animales muertos entre los pastos, esto se denuncia, era evidente que algo había pasado en un corto lapso, había pasado medio año, y un tiempo después los cisnes caían en los techos de las casas de Valdivia.

¿Por qué? Porque los residuos líquidos que se estaban descargando al río tenían un alto contenido de sulfato de aluminio en los pescados, y esto se acumuló en el principal alimento de las aves.

No sólo los cisnes murieron, esta acumulación provocó la muerte de esa planta. Las aves empezaron a morir porque estaban desnutridas, no tenían fuerzas para volar. Algunas alcanzaron a migrar, no solamente cisnes, otras aves también, pero una cantidad importante murió”.


Ingeniera Civil Ambiental de la Pontificia Universidad Católica de Chile. La nota corresponde a su exposición —transcripta por argenpress.info bajo el título “Un cisne basta para acusar a Botnia y Ence”— el 25 de marzo en el Hotel Bauen, en el Primer Foro Subregional Contra las Inversiones Contaminantes

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