El resultado de un juicio de Novartis en India tendrá consecuencias en países pobres

EL LABORATORIO MULTINACIONAL RECLAMA EXCLUSIVIDAD SOBRE DROGA MUY EFECTIVA CONTRA FORMAS RARAS DE CÁNCER

En una nota aparecida el 19 de febrero último en La Jornada” de México titulada “Novartis contra los pobres” Silvia Ribeiro, investigadora del Grupo ETC, afirma que “Novartis está en el ojo del huracán por tratar de impedir el acceso de la gente pobre a las medicinas.”

La nota se refiere al juicio que se está sustanciando en tribunales de la India para dirimir la pretensión del laboratorio multinacional de exclusividad sobre el medicamento Glivec, que ha demostrado notables resultados en pacientes que sufren ciertos tipos de leucemia.

Novartis es la tercer compañía farmacéutica más grande del mundo y la segunda en la producción de genéricos. En su sitio web (http://www.novartis.com/) se refiere al juicio en estos términos: “Hoy comenzó un juicio en cortes de la India para obtener claridad acerca del estado de las leyes del país sobre protección de la propiedad intelectual y el otorgamiento de patentes, que son críticos para ayudar a pacientes al crear incentivos en inversiones de investigación y desarrollo a largo plazo en nuevos y mejores medicamentos” (A hearing began today in an Indian court to gain clarity on the status of the country’s laws regarding the protection of intellectual property and the granting of patents, which are critical to helping patients by creating incentives for long-term R&D investments into new and better medicines).

El laboratorio afirma que los genéricos no son la solución para mejorar el acceso ya que un año de tratamiento con versiones genéricas cuesta cuatro a cinco veces más que el ingreso anual promedio en la India (generics are not the solution to improving access since a year’s treatment with generic versions is four to five times higher than the annual average salary in India). Y sostiene que las versiones genéricas de Glivec permanecerán en el mercado de la India con prescindencia del resultado de la acción legal.

A su vez da cuenta de la labor humanitaria que desarrolla en la región bajo el subtítulo Helping patients while protecting intellectual property (Ayudando a los pacientes en tanto se protege la propiedad intelectual):

“En India más de 6.700 pacientes reciben Glivec gratis de Novartis, y más de 100 nuevos pacientes se agregan al programa todos los meses. Más de 22.000 pacientes en todo el mundo están actualmente involucrados en este programa”

La verdadera pretensión, sin embargo, tiene consecuencias económicas muchos más importantes para las arcas de la multinacional. “El caso es paradigmático –afirma Silvia Ribeiro– y afecta mucho más que a India. Si Novartis consigue lo que quiere, afectará seriamente el acceso de los países del Sur global a medicamentos contra cáncer, sida y otros. Recuerda asimismo que la multinacional “hace cinco años, junto a otras 39 farmacéuticas, fue contra Sudáfrica para que ese país no produjera sus propios medicamentos para el VIH/sida”. Sostiene también que Novartis “vende el medicamento aproximadamente a 27 mil dólares la dosis anual. En la India, el medicamento lo producen 5 farmacéuticas hindúes como genérico y la misma dosis cuesta cerca de 2000 dólares, o sea 13 veces menos”.

En la homepage de Novartis Argentina afirman que la empresa está dedicada a aumentar el acceso a medicamentos fundamentales, pero no dicen cómo:“Nuestros empleados se concentran intensamente en los pacientes: proporcionamos productos innovadores para tratar y prevenir enfermedades, aumentar el acceso a medicamentos fundamentales, aliviar el sufrimiento y mejorar la calidad de vida”.

El juicio de Novartis es contra la ley de patentes de la India

Novartis, que tiene el monopolio de Glivec en 36 países, quiso patentarlo también en la India. Pero allí, al igual que en la mayoría de los países antes que se vieran obligados por la Organización Mundial de Comercio (OMC), las leyes no permitían patentar medicinas, por ser artículos básicos de primera necesidad.

Cuando la India entró en la OMC en 1995, tuvo que cambiar su legislación de patentes, obligada por los Aspectos de Propiedad Intelectual relacionados al Comercio (ADPIC) de ese organismo. En 2005, ya con la nueva ley de patentes en vigor, la solicitud pendiente de Novartis sobre Glivec, fue rechazada porque “no agregaba nada nuevo” a lo que ya existía en el mercado y por tanto, no cumplía los requisitos para otorgar una patente.

Esta cláusula de la ley hindú, le permite protegerse de la constante extensión de patentes que practican las grandes farmacéuticas, para mantener su monopolio. Realizan algún pequeño cambio en la presentación de la medicina, o le registran nuevos usos, y así alargan otros 20 años el período de exclusividad con una nueva patente, impidiendo que otros usen el mismo componente para producir genéricos a un precio mucho menor.

El juicio de Novartis no es sólo por Glivec. Es contra la ley de patentes de la India, para prevenir que éste y otros países pueda usar la poca flexibilidad legal dentro de los ADPIC, como definir las particularidades de sus propias leyes. Según Novartis, no pelea por el mercado de la India, que en mayoría son “pobres que no pueden pagar”, sino para que India no pueda usar esa cláusula, impidiendo así la venta de genéricos dentro y fuera del país. India es un importante proveedor de genéricos a otros países del Sur, para tratamientos de sida, cáncer y otros, a costos que pueden ser de 10 a 20 veces menores que los de las transnacionales. El juicio de Novartis quiere impedir eso.

Novartis presenta Glivec como uno de sus fármacos estrellas, resultado de su investigación, y ejemplo de porqué necesita patentes para resarcir sus gastos y seguir “salvando vidas”.

Según los datos de la industria, la investigación y desarrollo de un fármaco costaría entre 500 y 800 millones de dólares. Desde que Novartis lanzó Glivec al mercado, ha ganado muchísimo más. Sólo en 2006, las ventas de Glivec superaron los 2 mil 500 millones de dólares.

Más paradójico aún es que la principal investigación sobre Glivec no la hizo Novartis. Fue un investigador público: Brian Druker de la Oregon Health & Science University. Druker tuvo que rogarle repetidamente a Novartis que le permitiera experimentar con la sustancia (imatinib) que la empresa tenía patentada, sin usarla. Druker finalmente pudo demostrar resultados espectaculares de esa sustancia contra el cáncer. Aún así, Novartis no quería desarrollar el medicamento porque el fármaco mostraba algunas reacciones adversas y la eficacia era en cánceres poco frecuentes, lo que no le daría suficientes ganancias como para decidirse producirlo. Accedió a ello después de varios años de investigación en la universidad y en la perspectiva de recibir apoyos públicos por el medicamento.

El caso no es aislado, es apenas un ejemplo de cómo actúan las grandes farmacéuticas, el sector industrial con mayor porcentaje de ganancias del planeta. (www.biodiversidadla.org/content/view/full/30186)

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