El Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad, homenajeó a los arquitectos en su día destacando la obra de Eduardo Catalano.
La monumental escultura hecha en acero inoxidable, aluminio y hormigón fue inaugurada el 13 de abril de 2002, con un recital de la Camerata Bariloche y la participación de niños y niñas de la villa 21, inscriptos en un programa de educación musical de la Ciudad –en la actualidad desactivado– que ejecutaron sus instrumentos.
Una de las características de la flor es un sistema eléctrico que abre y cierra los pétalos automáticamente dependiendo de la hora del día. Por la noche, la flor se cierra, emana un brillo rojizo desde el interior, y vuelve a abrirse a la mañana siguiente. Este mecanismo también cierra la flor si soplan vientos fuertes.
El mecanismo original hace que la flor se abra y se cierre siguiendo la radiación solar, en un proceso que toma más de 20 minutos y que convierte al monumento en un espectáculo cotidiano público de la Ciudad. Cuando se inauguraron sus pétalos, no se cerraban debido a los problemas técnicos que se resolvieron dos meses más tarde.
Hay cuatro noches especiales en las que los pétalos están abiertos: 25 de mayo, 21 de septiembre, 24 de diciembre y 31 de diciembre.
Según Eduardo Catalano, Floralis “significa que pertenece a la flora y por lo tanto las flores”, y Genérica “del concepto de” género “e indica que representa todas las flores en el mundo.
Los componentes electrónicos empleados en la apertura y cierre de la flor fueron desactivados en 2010 para evitar daños en la escultura, y se mantuvo permanentemente abierta hasta el año 2015. Esto se debió al hecho de que uno de los pétalos se instaló incorrectamente durante su montaje, como señaló el propio Catalano. La empresa encargada de su construcción, Lockheed Martin Aircraft Argentina , proporcionó una garantía de 25 años, pero al ser nacionalizada en 2009 su reparación se retrasó. El mecanismo comenzó a funcionar de nuevo en junio de 2015.