Por Mora Cordeu , Enviado especial Telam
Estela de Carlotto se convirtió en un símbolo de los derechos humanos en la Feria del Libro de Guadalajara, signada por la literatura, pero también por el pedido de justicia, a partir del cruce entre la lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo y el reclamo colectivo por la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa.
Argentina, como invitada de honor en esta 28 edición llegó a esta ciudad mexicana, con una delegación de más de 250 personas, conformada por escritores, artistas, catedráticos, pero también representantes de los derechos humanos, una expresión de lo que constituye para el gobierno nacional una política de Estado.
“Su ejemplo puede ayudarnos para reinventarnos como país”, dijo Itzcoatl Tonatiun Bravo Padilla, el rector de la Universidad de Guadalajara, dirigiendose a Carlotto, sentada en la primera fila del salón Juan Rulfo, en el acto inaugural, y los aplausos se extendieron por varios minutos.
Inmediatamente, en una visita relámpago, Estela viajó al DF, la capital del país, a entrevistarse con los familiares de los jóvenes desaparecidos, un hecho que tuvo una gran repercusión en los medios y su imagen se transformó, sin que nadie lo advirtiera, en un símbolo de esperanza, solidaridad y de lucha.
Distintas movilizaciones se sucedieron a lo largo del territorio mexicano por los jóvenes desaparecidos y en el interior de la Feria, la presidenta de las Abuelas desgranó una y otra vez la historia de ese grupo de mujeres, que desde la nada -“yo era una simple maestrita”- se juntaron hace 37 años y no han parado en la búsqueda de Verdad, Memoria y Justicia.
El reencuentro con su nieto Guido después de tantos años de búsqueda -“no quería morirme sin encontrarlo”, afirmó- y la aparición durante la Feria del nieto número 116 -“el efecto Guido”, exclamó al enterarse-, agigantaron frente a los mexicanos, una experiencia de lucha inédita, de mujeres que no se dieron por vencidas, nunca bajaron sus brazos.
“Señora usted es una fuente de inspiración, me da fuerza para seguir adelante, ya no siento la noche, apenas la luz del día”, le dijo con voz entrecortada un campesino, padre de uno de los jóvenes de Ayotzinapa.
Entre escritores célebres que pululaban por los pasillos de la Feria, y una verdadera multitud de gente, la presencia de Estela no pasaba desapercibida, lectores, mozos, chicos, familias enteras pugnaban por acercarse a ella, para expresarle su admiración, su respeto.
A su paso, el reclamo por justicia se hacía visible “con vida los llevaron, con vida los queremos” gritaba la gente, y en el Pabellón Nacional desde el inicio, frente al muro con el nombre de los desaparecidos, de los nietos recuperados y una foto de Estela con Guido, se desplegaron pancartas con las caras de los 43 normalistas.
Un comunicado que enviaron a los medios los integrantes de la Delegación argentina, sumándose al reclamo de justicia, fue pegado en varios stands, y muchos escritores de otros países latinoamericanos se acercaron al pabellón, buscaban donde estampar su firma, como sumarse a esta iniciativa.
El predio de la FIL fue uno de los puntos de encuentro para una marcha contra la impunidad; integrada por estudiantes, escritores y periodistas, y desde otros lugares, todos convergieron frente al monumento a la Minerva, un lugar emblemático de Guadalajara.
Varios argenmex, editores, libreros y autores desplegaron también en el pabellón una inmensa pancarta con las caras de los jóvenes desaparecidos y luego comenzaron a contar: uno, dos, tres hasta llegar al número 43.
Durante la presentación de la Cátedra Abuelas de Plaza de Mayo en la Universidad de Claustro Sor Juana, Carlotto detalló su periplo desde que era una maestra, la militancia de su hija, su desaparición, un dolor terrible que pudo convertir en acción, en exigencia de justicia, en dejar el miedo para exigir la aparición de sus hijos y nietos.
Hay que reclamar al Estado -exhortó- y contó la experiencia argentina desde 2003, “cuando comenzaron a ser juzgados en tribunales ordinarios los responsables de los asesinatos de sus hijos, y los apropiadores de los bebes”.
Los desaparecidos en Ayotzinapa y el ejemplo de las Abuelas de Plaza de Mayo sobrevoló la multitud de actos, mesas redondas, presentaciones de autores, recitales y las actividades desarrolladas que tuvieron lugar en esta Feria Internacional del Libro de Guadalajara, a pocas horas del cierre de esta edición.