El efectivo había atacado brutalmente al trabajador cartonero, Alejandro Pipi Rosado, de 19 años, el 18 de diciembre mientras trabajaba en Yrigoyen y Tacuarí.
El tribunal dijo que tuvo un accionar “abusivo y especialmente violento” contra el trabajador, refiriéndose al feroz ataque de las fuerzas de seguridad que lo agredieron, lo amedrentaron, lo arrojaron al piso, le pasaron por encima con una moto, le quemaron la pierna con el caño de escape y le dieron un escopetazo de perdigones de goma a menos de un metro de distancia que le dejó una herida de la que todavía está recuperándose.
La Sala II de la Cámara también ratificó el procesamiento de Alfredo Luna, el agente que le tiró gas pimienta y le pegó un palazo a un jubilado durante la manifestación del 18 de diciembre en la Plaza de los Dos Congresos.
El encubrimiento
Barisone había sido identificado en un informe de Asuntos Internos de la Policía Federal, que recogió testimonios del Grupo de Operaciones Motorizadas Federales (GOMF). En particular lo habían señalado el jefe de esa dependencia, el comisario Oscar Hipólito y el principal Gabriel Ortega, que estaba a cargo del GOMF 1, que era el grupo de motos que estuvo en la calle Hipólito Yrigoyen, donde fue arrollado Rosado.
Cuando Barisone fue indagado, dijo que no se podía reconocer a sí mismo en las imágenes y filmaciones como el hombre que conducía la moto en cuestión. El hecho de que estuvieran todos con casco y trajes oscuros hasta el cuello facilitaba la evasiva. Por eso fueron citados a tribunales Hipólito y Ortega, que en un giro asombroso se desdijeron de su relato inicial, y sostuvieron que no habían dado certezas de nada, y que en rigor no sabían quién era, por lo que terminaron denunciados también por el juez Torres y ahora deberán ser investigados por encubrimiento en una causa que le tocó al juez Marcelo Martínez de Giorgi, luego de que el policía Alejandro Irárzábal explicara en el juzgado que no tiene ninguna duda de lo que ocurrió porque él iba en la parte trasera de la moto que Barisone conducía y contó que incluso después de los hechos su compañero le advirtió: “Tenés que negar todo, no tenés que reconocer a nadie”.