La medida del Papa Francisco

Son las acciones en nuestro paso por estas lastimadas tierras del mundo las que dictan la medida de nuestra talla, nuestra impronta, nuestro lugar en los anaqueles de la historia, trátese de la mas humilde de las obreras o del mismo Jefe de Estado del Vaticano y de la Iglesia Católica.

Hace horas nomás se despidió de este mundo el Papa Francisco, el padre Jorge Bergoglio, el argentino que llego a ocupar uno de los lugares institucionales mas relevantes a escala mundial y que él supo evidenciar como un espacio de disputa conceptual e ideológica de trascendencia.

Poco importa la filiación religiosa de cada quien.
Acá no hablamos de religión, como mucho hablamos de espiritualidad, acá hablamos de política, de dignidad, de ética.

Y en eso, lo que es cierto es justo: el papa Francisco visitó Lampedusa, esa isla italiana donde miles de expulsados del África son encarcelados, esclavizados o devueltos al mar.

* Denunció la transformación del mar mediterráneo en un cementerio a cielo abierto.

* Lavó los pies de jóvenes presos romanos, bajando del trono de San Pedro, y arrodillándose ante el símbolo de los mas pobres y desprotegidos, esos, justamente, que terminan en un correccional para menores.

* Rezó ante un pesebre donde el niño Jesús descansaba sobre una Kefia, símbolo universal de la resistencia palestina, en una indiscutible denuncia sobre el sanguinario y criminal genocidio sobre ese pueblo.

* Rompió con la histórica tradición retrógrada en contra de la homosexualidad.

* Rompió con la histórica alianza entre el Vaticano y las derechas tradicionales, poniéndose en un lugar que descolocó a pobres y ajenos.

Hoy partió un hombre que eligió no descansar en la comodidad del poder sino utilizarlo como herramienta de denuncia. Partió un hombre que tomó posición y eligió un lado de la mecha.
El resto, todo el resto, es tema de opinología y válidas diferencias.

Acá, saludamos a quienes consideramos han sido partícipes de la historia por opción y elección de este lado del Río Bravo.
Saludamos a quienes si no pueden multiplicar el pan, cuanto menos lo reparten. A quienes azotan banqueros o por lo menos los denuncian.

(Publicación de FORJA Provincia de Buenos Aires)

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