Después de haber defendido a “su” jefe de Policía durante varios meses a pesar de causas pendientes y oposición cuasi unánime fuera del PRO y aliados, Mauricio Macri soltó mano y Palacios cayó. O quizá sean ciertas las declaraciones del Jefe del Gobierno en la conferencia de prensa de ayer a la tarde en la que se mostró sorprendido por la decisión de renunciar, que le adjudicó a Palacios. En un mismo párrafo Macri habló de motivos personales y valoró el “gesto de grandeza para que podamos armar esta nueva fuerza sin inconvenientes“. Que se sepa es la primera renuncia de un funcionario por motivos personales, que es además un gesto de grandeza. El sentido común indica que es una cosa o la otra. Pero, en materia de innovaciones hay que darle la derecha al macrismo.
Durante el lapso entre su nombramiento y ayer, Macri y su ministro de Justicia, Montenegro, nos recordaron hasta el hartazgo que el “Fino” Palacios no sólo era el mejor policía para ocupar el cargo, sino también el más condecorado. Las condecoraciones vinieron del exterior: el FBI, la DEA y el gobierno de Israel. Nadie es profeta en su tierra.
A pesar de las condecoraciones aquí fue echado por el Gobierno de Néstor Kirchner, en 2004, a raíz de las escuchas telefónicas en las que Palacios le propone tomar un café a Jorge Sagorsky, reducidor de autos condenado a ocho años de prisión en la causa del secuestro y asesinato de Axel Blumberg, luego de que un tercer partícipe de la conversación le anticipara a Sagorsky la predilección del comisario por salir de pesca en una 4×4. Sagorsky se dedicaba a organizar el robo de autos de modelos y marcas específicos, a pedido.
Macri y Montenegro se obstinaron en minimizar este antecedente, como harían con otros más graves siempre con el mismo sonsonete del “mejor policía para el cargo” y “el más condecorado”. La aparente irracionalidad de la dupla defensora (hubo unos pocos escuderos menores dentro del PRO) llegó a adjudicar connotaciones políticas a la campaña de recolección de firmas de partidos de la oposición, organizaciones sociales y familiares de víctimas del atentado a la AMIA para que el Jefe de Gobierno bajara a Palacios. “Todos tenemos que reflexionar sobre porqué se politizó tanto el tema” insistiría Macri en la conferencia de prensa.
El ex comisario está a punto de ser procesado por la Justicia Federal por haber alertado a Alberto Kanoore Edul, vinculado a Menem y principal sospechoso de la pista siria, antes de proceder al allanamiento de su domicilio, y por otros cargos (… los delitos que se le imputarán van a ser graves, en especial porque tienen que ver con la función policial: incumplimiento del deber de persecución del delincuente, falsedad, sustracción de prueba, incumplimiento de los deberes de funcionario público. Raul Kollmann, Página 12, 26/08/09)
En el curriculum de Palacios figuran también iniciativas no judiciables, entre ellas haber escrito un libro (Terrorismo en la aldea global). “El capítulo dedicado a la Argentina (“Guerrilla marxista en los ’60 y ’70”, se titula), muestra que, según Palacios, en el siglo XX no hubo dictaduras en este país, sino que ‘se alternaron militares y civiles en el poder”. (Werner Pertot, Página 12). Tampoco menciona a los 30 mil desaparecidos.
Que un personaje de esta catadura fuera considerado el mejor para ocupar el cargo de Jefe de Policía de la Ciudad, abre un serio interrogante: ¿Macri cometió un error de juicio al designarlo –hecho que lo convierte en un político ineficaz y obstinado en el error–o bien Palacios resultaba efectivamente el más adecuado para conducir la clase de policía que Macri ambiciona organizar? Esta última alternativa lo mostraría como un político inescrupuloso,principal obstáculo para la seguridad de los porteños.