En la primaria me enseñaron que dos más dos son cuatro, por tanto me gustaría que alguien del Indec me explicara cómo puede haber menos pobres con una inflación del 5,2 por ciento en la canasta básica solo en los meses de enero y febrero y proyecciones del 2,5 por ciento para marzo y aún mayor para abril; una baja en lo que reciben lxs padres beneficiarios de la Asignación Universal por Hijos gracias a la última reforma-saqueo-previsional y un ajuste en los sueldos de, quienes tienen la suerte de tener un empleo formal, con un aumento estimado del 15 por ciento frente a un 20/25 por ciento de inflación anual. No creo en esos datos del Indec, con “buena fe” puedo llegar a pensar que al ser de 2017 ya están más que desactualizados.
Los curas en los barrios, como los que militan los territorios, tenemos otro termómetro y puedo asegurar que la situación es más que angustiante. No se llega a fin de mes, para decirlo crudamente: no hay para comer todo el mes y por tanto no hay para transporte (que va a volver a subir), para comprar la garrafa (que está a 250 pesos y ayer anunciaron un aumento del 40 por ciento), para comprar un remedio. Mucho menos para vacunar al perrito de la casa o hacer un revoque.
¿Quién en nuestros barrios tiene 17.500 pesos de sueldo?, que es lo mínimo que ha de entrar en una casa, según el Indec, para no caer en la pobreza una familia “tipo” (pareja y dos hijos). ¿Cuántas familias hay en mi barrio que no llegan a los 7000 pesos que, según el Indec, es lo necesario para no ser indigentes? Muchas, demasiadas. No lo digo yo, lo dice el Observatorio de la pobreza de la UCA, antiguamente aplaudido por el gobierno de Cambiemo. La inflación borró todos los datos positivos de 2017 y este año aumentará la pobreza, la desigualdad, la informalidad laboral y el cuentapropismo (donde van los que se cayeron del sistema).
O la UCA miente o miente el Gobierno. Los dos no pueden decir la verdad. Pilatos le preguntó a Jesús antes de lavarse las manos y condenarlo a muerte: ¿”Qué es la Verdad”? Para mí la verdad es lo que sufro cada día: más gente que viene a pedirme trabajo como última salida y tabla de salvación, más gente que te pide llenar la garrafa, un plato en el comedor, un cuaderno para el cole del hijo, un remedio para el abuelo, una carga de la SUBE. Y es que estamos con este gobierno lamentablemente cayendo muy BAJO.
* Cura en Opción por los Pobres. Isla Maciel.