Foto La Urdimbre
Durante la década de 1880, luego de sus nupcias, Isaac Fernández Blanco decidió comprar la casa contigua a la de sus padres, en la calle Victoria (hoy, Hipólito Irigoyen) 1418. Aún en 1882, fecha de la primera remodelación, esta casona mantenía un desarrollo de planta de tipo colonial. Hacia 1901, Fernández Blanco decidió remodelar la antigua casona a la manera de los palacetes afrancesados de la Avenida de Mayo, ya que el epicentro de la vida social se desarrollaba a pocos metros de su domicilio. Contrató a uno de los mejores arquitectos del momento, Alejandro Christophersen, para ampliar y redecorar su casa, combinando la tradición con toques de modernismo.
El personaje y su casa, que paulatinamente fue convirtiendo en museo, no eran extraordinarios en aquel entonces; sin embargo, hoy representan una época, una manera de vivir y la transformación arquitectónica de nuestra ciudad, de la que cada vez quedan menos testimonios.
El edificio, si bien ha sufrido modificaciones y varias ampliaciones a lo largo de más de un siglo de vida, preserva su coherencia tipológica y testimonios de distintas épocas de nuestra arquitectura de gran valor. La casa original de Fernández Blanco tuvo diversos destinos como edificio administrativo de la comuna hasta que, en 1999, paso a depender del Ministerio de Cultura.
El Museo
El Museo de Arte Hispanoamericano fue fundado en ese domicilio por el propio Isaac Fernández Blanco en la década del 1910. Allí se exhibían la totalidad de las siete mil piezas que conformaban su colección: numismática, medallística, platería, mobiliario, instrumentos musicales, pinturas, etc. En enero de 1922, donó la colección a la Ciudad de Buenos Aires. El museo siguió funcionando en ese predio hasta 1943. Las piezas fueron trasladadas entonces al Palacio Noel, en Suipacha1422, para agregarse a la colección ya existente en el mismo. La casa original de Fernández Blanco tuvo diversos destinos como edificio administrativo de la comuna hasta que, en 1999, fue devuelta a la órbita de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad.
Los trabajos
En la restauración del edificio trabajan alumnos de la Escuela Taller e instructores de diversos oficios. Dentro del Plan de Manejo del Casco Histórico, el Programa Escuela Taller surgió por una doble necesidad: la de mantener y recuperar edificios de valor patrimonial, y la de dotar a una franja potencial de población de bajos recursos y nivel de instrucción, de una formación especializada, capaz de atender una demanda con escasa oferta de mano de obra.