COMUNICADO DE PRENSA DEL CENTRO DE ESTUDIANTES COLEGIO NACIONAL BUENOS AIRES
Alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires nos dirigimos a ustedes para hacer pública una situación que nos preocupa:
A fines del mes de diciembre de 2005, nos enteramos por un articulo en el diario Clarín que el Consejo Superior de la UBA, universidad de la que nuestro colegio depende, esta considerando una oferta de la Corporación Antiguo Puerto Madero Sociedad Anónima (CAMPSA) que propone una concesión sobre el terreno utilizado como campo de deportes del Colegio en Puerto Madero.
La idea de la Corporación es resolver con este contrato un problema legal que tiene desde la década del 90 con la UBA por estas tierras millonarias que ahora utilizarían para construcción, obteniendo un beneficio económico descomunal. El terreno fue donado hace casi un siglo al Colegio y mediante una ley se establecía que seria para uso exclusivo de la institución.
Durante la presidencia de Carlos Menem, fue creada la poderosa Corporación Puerto Madero, con el fin de urbanizar las 170 hectáreas del lugar y con la facultad de poder vender, conceder, permutar y arrendar total o parcialmente los inmuebles incorporados a la zona.
El Estado Nacional, así, ha transferido a la Corporación inmuebles que solo pueden ser desafectados de la esfera publica a trabes de una Ley del Congreso de la Nación, pero que en este caso fueron transferidos por la voluntad unipersonal del entonces Presidente Carlos Menem.
De este modo, aunque las tierras son públicas, la Corporación tiene la capacidad de disponer de ellas como si fueran privadas (sin siquiera haber presentado al Estado, desde 1995, un balance del dinero obtenido con el millonario negocio).
Así, en los 90 ha comenzado una batalla legal entre la UBA y la Corporación por la propiedad del campo de deportes; en estos años, el valor de las tierras en esta zona ha aumentado espectacularmente, con lo que la Corporación se vio ante la imperiosa necesidad de obtenerlas como fuera, haciendo una jugosa oferta al Consejo Superior para resolver el problema.
Proponen entregarle al Colegio, a cambio de la mitad más valiosa del campo, un terreno perteneciente a la Armada (que recibiría a cambio un Centro de Ideografía en Costanera Sur) a 100 metros del predio.
Además (y he aquí lo interesante de la oferta para los integrantes del Consejo), entregarían a la UBA una elevada suma de dinero que puede ser utilizada como lo disponga el Consejo y sin una visible transparencia en su manejo.
Causalmente, el Consejo ha decidido tomar la decisión final rápidamente y durante el receso estudiantil, habiendo incluido en el proyecto de acuerdo una cláusula que pide la ratificación del mismo dentro de los treinta días próximos a su primera firma, y sin informar a los alumnos, principales involucrados e interesados en el asunto, y a buena parte del resto de la comunidad educativa lo que sucedía.
De hecho, el rector de la UBA Guillermo Jaim Etcheverry se apresuró a firmar el acuerdo provisional sin previa consulta al Consejo, máxima autoridad resolutiva de la Universidad, que se entero de la situación días mas tarde, salteándose varios pasos claves dentro de la legalidad universitaria.
De todas formas, luego del articulo publicado por Clarín, la noticia trascendió entre alumnos y ex alumnos que, preocupados por lo que pudiera ocurrir, organizamos a fines de diciembre un abrazo simbólico al predio manifestándonos en contra del acuerdo y de la forma en que fue manejado el asunto.
El día siguiente a este acto fue la fecha pactada por el Consejo para tratar, entre otros, el tema del campo de deportes, de modo que más de doscientos miembros de la comunidad educativa nos hicimos presentes en la sede del Consejo para formalizar nuestro reclamo.
Sin embargo, al llegar nos informaron que no teníamos permitido el ingreso a la sala.
La situación se puso tensa, y finalmente logramos entrar entre empujones y gritos. Un consejero estudiantil cedió la palabra a la Presidenta del Centro de Estudiantes de nuestro colegio, que en unos minutos explicó nuestra postura.
Luego de que casi todos los consejeros se mostraran a favor de la firma del acuerdo, se decidió discutir el tema a partir del 15 de febrero en una comisión, y que la decisión definitiva fuera tomada el primero de marzo. Con todo esto, la dificultad para organizarnos es enorme y el tiempo que disponemos para hacerlo es muy poco.
El Consejo Superior argumenta que el presupuesto que la UBA recibe del Estado es muy bajo, y que por ese motivo se hace necesaria la firma de la concesión y la captación del dinero correspondiente.
De esta forma, en lugar de exigir un aumento claramente necesario del presupuesto educativo y mantenerse firme en esa postura, la Universidad estaría firmando un acuerdo extrajudicial, otorgando bienes públicos para ser utilizados como si fueran privados y, fundamentalmente, atentando contra la educación: dejaría de lado su papel de ente educador y, en lugar de defender lo propio, arma un turbio negocio con un símbolo para una importante mayoría de ex alumnos, alumnos y futuros alumnos como lo es el campo de deportes.
El dinero obtenido con la eventual firma del contrato quizás sea útil a corto plazo (o quizás, como tantas veces ocurría, se termine pronto y sin explicación), pero algún día se acabará y otra vez habrá que ceder algo. Por eso, consideramos más lógico y prudente que el Consejo Superior se sume al incansable pedido de estudiantes y docentes por un aumento considerable del presupuesto educativo, en lugar de entrar en el juego de sectores a los que la Corporación pertenece, que planean seguir creciendo aun a costa del deterioro de la educación.
El Consejo Superior, además, señala que el nuevo campo de deportes tendría mayor extensión y una mejor infraestructura (dado que la Corporación, casi a modo de soborno, ha ofrecido otorgarle a la Universidad todo lo que pidiera para la instalación). Sin embargo, consideramos que las condiciones del campo actual son satisfactorias, de modo que no queremos caer en la ambiciosa idea de un lugar mejor que el que hoy tenemos.
Por otra parte, además de tener en cuenta la situación como principales afectados, la consideramos como habitantes de Buenos Aires. En la Ciudad, la cantidad de espacios verdes se reduce año tras año y el llamado -desarrollo urbano implica un impacto ambiental preocupante.
La firma del acuerdo significaría la desaparición de uno de los últimos espacios verdes de Puerto Madero, una muy probable construcción de monumentales edificaciones, la tala de los árboles del predio y una contaminación visual alarmante enfrente de la misma Reserva Ecológica.
Por todo esto, llamamos a todos los medios y habitantes de la ciudad a interesarse en el tema, esperando que la situación se resuelva en la Justicia y con justicia.
Somos alumnos del Colegio y otros miembros de la comunidad educativa (padres, docentes, algunos ex alumnos, etc.) que, decididos a defender lo que es nuestro y de todos (se trata de tierras que originalmente pertenecen al Estado), nos enfrentamos a una poderosa agrupación de empresarios, con un organizado equipo de abogados, y con la complicidad cada vez mas evidente de las máximas autoridades de la Universidad.
Lo que ocurre, además de preocupante, es inmediato: los días para la reunión definitoria del primero de marzo están contados, los personajes a los que nos enfrentamos son muy poderosos y las cosas por hacer son muchas.
Necesitamos, entonces, el apoyo y aporte de todos los que reciban la noticia; confiamos en que los medios nos ayudaran en la empresa de hacer pública la cuestión y se contactaran con nosotros, y en que la gente se involucrara con el asunto.
Alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires
Julieta Mellano
Presidenta del Centro de Estudiantes