FRENTE AL COMPLEJO “CATALINAS SUR”
La transformación en curso a cargo de una empresa contratista del Gobierno de la Ciudad de un espacio verde frente al complejo de edificio Catalinas Sur provocó reacciones vecinales, como suele ocurrir en los proyectos que excluyen la participación local. Algunos árboles y los murales artísticos condenados a desaparecer serían preservados tras la intervención de los vecinos.
En una carta dirigida al titular del CGP 4, Diana Raschelli resume la postura de los vecinos que se vieron sorprendidos por la las aparición de una cuadrilla de obreros que comenzaron a trabajar en el predio de forma triangular ubicado en la intersección de la Calle D’Espósito y vías del ferrocarril Ferrosur a 200 metros del Hospital Argerich, sin que exista “ningún cartel que indique quién se hace responsable por la obra”, aunque tras consultas con los trabajadores pudieron enterarse que “se trata de un proyecto de plaza nueva, con juegos modernos”.
“Lo que nos sorprende –comenta– es que, sin consultar a los vecinos para conocer su opinión y necesidades, se hayan tomado las siguientes decisiones: Reducir drásticamente la superficie disponible de césped, reemplazándolo por áreas de piso de cemento y tirar abajo por lo menos dos árboles enormes, que han necesitado décadas para crecer, forman parte de nuestro paisaje y dan una sombre magnífica”.
La vecina recoge, también en su misiva la principal preocupación del barrio: la proyectada eliminación de una veintena de murales pintados sobre un paredón lateral.
Se trata de pinturas sobre paneles individuales a lo largo de una pared que circunda un sector del depósito de Coviares, la empresa concesionaria de la autopista Buenos Aires – La Plata.
Realizados en una jornada festiva, el 12 de octubre de 2002, en su mayoría con escenas costumbristas de la historia boquense, iban a ser tapados con un revestimiento, según informaron a La Urdimbre, días atrás, responsables de la obra. Los murales fueron pintaron durante el curso de aquel día por un numeroso grupo de estudiantes de arte, alumnos del taller de escenografía y otros participantes del Teatro Catalinas, bajo la dirección de Omar Gasparini, junto a vecinos y voluntarios de distinta procedencia.
En un nuevo diálogo con La Urdimbre, un supervisor de la obra aseguró que no se cortaran árboles ni se taparon los murales como estaba previsto en el proyecto original. Al día de hoy, sigue sin aparecer el cartel de obra, un requisito indispensable cuando se acometen trabajos de esta naturaleza y cuya ausencia es multada por el Gobierno de la Ciudad. Los responsables “in situ” de la empresa contratista tampoco saben decir desde qué área del Gobierno se autorizaron los trabajos.