Los más 150 mil manifestantes que arribaron a la Capital exigiendo salarios dignos, acabar con la miseria y la explotación, y por sobre todo repudiando al Fondo Monetario, no son un invento de la nada sino un enorme trabajo de construcción política y social de los y las más humildes.
Otra vez demostró cuanto pesa este fenómeno social que alumbró los años 90 y que hoy tiene ineludible vigencia: la Patria piquetera. Esta unidad en la acción que reúne a diferentes bloques de organizaciones sociales no es fácil de sostener por las indudables diferencias políticas que mantienen en su interior, pero sin embargo, se ha hecho un esfuerzo de intentar ver el bosque y no quedarse enredados en las ramas del árbol. De allí, que el resultado sea la magnífica demostración de masas que llenó de bullicio, banderas coloridas y cientos de batucadas acompañando la protesta popular.
Emocionaba ver sobre el escenario, ya no a los clásicos referentes de las organizaciones sino a aquellos cuadros intermedios pero con gran peso entre sus bases llegados desde todas las provincias. Identificados uno a uno, una a una, con sus nombres y provincias a las que representan, y además daba gusto escucharles, como ocurriera durante toda la Marcha, contar su alegría y orgullo por estar en la Plaza donde se han generado tantas historias de luchas, pero agregando en cada frase, las peleas que vienen librando en sus barrios de todo el país.
No hay con que darle a un pueblo que decide en los malos tiempos ganar las calles, recorrer miles de kilómetros y llegar hasta este sitio donde mandan los poderosos y gritarles unas cuantas verdades. “Que no nos vamos a dejar amansar con sus discursos ni con su represión”, “que al hambre no se lo combate con palabras huecas y mentiras”, voces surgidas desde muy abajo, dichas por hombres y mujeres que se han pasado toda la vida tratando de acabar con su mal vivir y buscando un futuro mejor para sus hijos e hijas. Como dijo la compañera llegada desde Jujuy: “somos nietas del Cordobazo e hijas del Argentinazo, por eso estamos aquí, otra vez luchando por todo lo que nos arrebataron”.
Lo dicho: esta Marcha Federal es un punto de inflexión como también lo fue el acampe piquetero, y demuestra que más allá de las políticas de docilización y disciplinamiento que el gobierno intenta permanentemente con sectores afines, hay miles de duendes que salen de la botella y le grita en pleno rostro: “sin justicia social no habrá paz social”. Solo el pueblo salvará al pueblo, hoy se volvió a refrendar en una Plaza llena como hace mucho que no se veía. Si esto no es un hecho histórico, de qué cosa se está hablando…