La peligrosa sustancia de probados efectos cancerígenos provendría de transformadores de las empresas de electricidad. Resulta inquietante su presencia en el agua que consume la población de la Ciudad y el conurbano.
Por Antonio Elio Brailovsky
Quiero expresarles mi preocupación por la decisión del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires de prohibir la pesca y consumo de sábalos del Río de la Plata por su alto contenido de PCB (bifenilos policrorados), el refrigerante tóxico de los viejos transformadores.
El que estos peces hayan sido envenenados en el mismo curso de agua del que millones de personas obtenemos el agua para consumo me resulta inquietante.
Durante unos cuantos años, tuvimos dos versiones oficiales contradictorias. La Provincia de Buenos Aires advertía de la presencia de PCB en los peces del Río de la Plata, mientras que el ETOSS (el ente encargado de controlar la concesión de agua potable) decía que no había PCB en el agua. Los peces del Río de la Plata beben la misma agua que nosotros y nadie puede decir que se contaminaron porque vivían cerca de un transformador. Agreguemos que las instalaciones de tratamiento de agua para consumo no están en condiciones de eliminar esta sustancia tóxica.
Se trata de un viejo conflicto que, por lo visto, nadie intentó resolver. La fabricación y utilización del PCB está prohibida en todo el mundo y existen leyes para eliminar lo que queda. En Argentina hay una Ley de Presupuestos Mínimos para la Gestión y Eliminación del PCB, que fija como último plazo para retirar todos los equipos que lo contengan el año 2010. La Ley es del año 2002 y aún no ha sido reglamentada. El plazo legal para hacerlo venció en la Navidad del año 2002.
Un activo lobby de empresas eléctricas está presionando para dilatar indefinidamente esa reglamentación. ¿Cuál es su estrategia?
Por una parte, tratan de evitar a toda costa que se hagan los estudios epidemiológicos que ordena la Ley. Si empiezan a aparecer personas enfermas o muertas por el PCB, habrá que analizar las responsabilidades penales. No olvidemos que por ese motivo, la Justicia procesó a los directivos de la empresa Edenor.
También intentan evitar que el retiro de un transformador contaminado implique su destrucción. Es decir tratan de sacarlo del lugar en que generó conflictos y ponérselo a otros vecinos que lo acepten pasivamente.
Pero la apuesta fuerte es que pase el tiempo suficiente como para poder decir que el plazo del 2010 está muy cerca, que por eso la norma se volvió de cumplimiento imposible y pidan unos cuantos años más de plazo.
¿Este retraso en la reglamentación nos está costando vidas humanas? En ausencia de estudios epidemiológicos, no lo sabemos, pero es una hipótesis que no podemos descartar. Si consultamos a una persona muy minuciosa, tal vez nos diga que el PCB en sí no es muy peligroso. Que su mayor peligro está una impureza que tiene llamada dioxina. Aclaremos, las dioxinas son las sustancias más tóxicas que se conocen, responsables probados de generar cánceres y nacimientos deformes.
Recientemente las dioxinas alcanzaron una gran notoriedad porque son las mismas sustancias que se teme que escapen de las papeleras de Fray Bentos, si no tienen el adecuado control.
Por esas paradojas de la vida, estamos reclamando a nuestros vecinos por una eventual contaminación con dioxinas del río Uruguay, pero no estamos actuando ante una real contaminación con dioxinas del Río de la Plata.
Agreguemos que poner al fuego pescado con PCB es una irresponsabilidad: se corre el riesgo de volatilizar las dioxinas y respirarlas. Es decir, que en este caso el asador no merece ser aplaudido.