AstraZeneca interrumpió provisoriamente los ensayos con voluntarios de la fase III ante la aparición de efectos adversos en uno de los participantes. La compañía explicó que la pausa al ensayo clínico de fase III de una de las vacunas candidatas contra el coronavirus “es una acción de rutina que debe suceder siempre que haya una enfermedad potencialmente inexplicable” en algún participante del estudio.
Asimismo, sostuvo que “en los ensayos clínicos grandes, las enfermedades sucederán por azar y deben revisarse de forma independiente” y añadió que se “está trabajando para acelerar la revisión del evento único para minimizar cualquier impacto potencial en el cronograma del ensayo”.
La farmacéutica administra los protocolos de seguridad y se encargará de abastecer al laboratorio que producirá la vacuna en nuestro país. No se dieron detalles del estado de salud de la persona afectada. Se supone que haya recibido la vacuna y no sea parte del grupo control en las prueba llamadas de doble ciego.
AstraZeneca declaró que es la segunda vez en interrumpirse el enrolamiento de nuevos participantes en los estudios. En el primer caso la persona afectada tuvo una enfermedad no relacionada con la vacuna. “Si tal suceso hubiera estado definitiva o aun probablemente asociado con la vacuna, podría ser un golpe final para esta candidata” según afirmó la investigadora de vacunas Marie-Paule Kieny. “Si no fuera el caso, la pausa podría levantarse en cuestión de semanas”. La iniciativa muestra que los controles funcionan aún bajo presiones sin precedentes y la politización del proceso, afirman científicos, según sostiene un artículo de la prestigiosa publicación Nature.