La tradicional feria de antigüedades de San Telmo, que este año festeja su aniversario número 50, reabrió hoy domingo 8 con protocolos de higiene por la pandemia de coronavirus, por lo que estarán disponibles el 60% de los puestos.
“La feria creció con el esfuerzo de las sucesivas generaciones de feriantes y se constituyó en una atracción de la Ciudad y referente en la compra venta de antigüedades con prestigio nacional e internacional”, aseguraron desde la Comisión de Permisionarios de la Feria San Pedro Telmo.
“Seguramente que allá por la Semana de Buenos Aires de 1970, inicio de las actividades de la Feria, sus primeros integrantes no pensaron en el momento en que ella cumpliera sus primeros 50 años”, agregaron.
“Reabrimos con una feliz coincidencia de cumplir 50 años desde su creación en 1970, porque esta feria es un símbolo y una atracción turística; es la segunda feria de antigüedades en importancia del mundo según la National Geografic Traveller”, dijo Eduardo Segura, integrante de la comisión directiva de la exhibición.
Alfredo Martínez, que trabaja hace 30 años en la Plaza Dorrego como artista del fileteado, el tradicional arte popular porteño, lamentó que no haya turismo del exterior, que es “la fuente principal” de los trabajadores de la feria.
“Acá trabajamos mucho con extranjeros; reabrir ahora es para mantener el lugar más que nada”, afirmó y sostuvo que “estoy contento porque puedo pintar todo los días aunque está muy difícil la venta”.
Por su parte, Carlos Lord, que hace 20 años vende imanes de íconos de Buenos Aires, comentó que “teníamos mucha necesidad de volver a trabajar, fueron meses aguantando”.
“Está bueno que se acerque gente de acá pero el turismo interno a muchos no nos sirve porque vendemos souvenirs de Buenos Aires, eso se lo llevan sólo los del exterior”, indicó Lord.
Como medidas de seguridad e higiene, se pusieron flechas en el suelo para indicar la circulación, se separó los stands entre sí para mantener el distanciamiento social y se desplegaron estaciones sanitizantes para que los visitantes se puedan lavar las manos.
En las inmediaciones de la Plaza Dorrego se vio el habitual despliegue de puestos y vendedores ambulantes pero esta vez sin la gran afluencia de turistas a las que está acostumbrada esta clásica zona de Buenos Aires.