Por Florencia Copley
Al hablar de la necesidad de una conciencia crítica respecto del quehacer cotidiano del periodista en los medios masivos de comunicación, nos encontramos muchas veces frente a la oposición entre medios comerciales y medios alternativos.
Para no reproducir automáticamente el discurso de los dueños de los medios de comunicación, el periodista debe construir un pensamiento crítico y volcar la mirada sobre su práctica cotidiana.
Sin embargo, en los medios comerciales, que funcionan bajo los parámetros del mercado, se pretende que el comunicador sea funcional a los intereses económicos y políticos de las corporaciones. “Serán el relevo perfecto de la estructura -dirá Bourdieu- y si no lo fueran serían despedidos”. Es entonces que el periodista reproduce un discurso -hasta con el uso de las palabras- tendiente a mantener una determinada forma de organización y construcción de la realidad.
Considerando el rol que desempeña en la circulación de discursos, el periodista no debería tener una actitud ingenua respecto de su propia práctica profesional sino desarrollar una conciencia crítica.
Al adquirir un pensamiento reflexivo, crítico, sobre el quehacer comunicativo, el periodista se aleja de la reproducción inconsciente de discursos establecidos, es decir, del ejercicio de aquello que Bourdieu llamó “violencia simbólica”.
Por otra parte, cuando un comunicador elige como campo de producción de sentido lo “alternativo”, sabe que esto implica también un modo “alternativo” de entender la realidad y reproducirla, y en esa construcción de la realidad está su compromiso.
Así, trabajar en comunicación alternativa, en comunicación popular y comunitaria, requiere, en gran medida, de una reflexión conciente respecto del papel que desempeña el periodista en la sociedad, porque establece un vínculo de compromiso con la realidad que reproduce en sus discursos y desde ese compromiso la resignifica.
Recuperar la mirada crítica y volcarla sobre nuestra propia práctica profesional en la comunicación mediática, reflexionar en torno al rol de los periodistas en los medios de comunicación como productores de sentido en la reproducción de una determinada representación de la realidad, es, también, un intento de producir otros sentidos, otras maneras de percibir y construir esa realidad.
¿Tiene el periodista el poder de producir nuevos o diferentes sentidos con su capacidad crítica? Seguramente sí, pero reconocerlo implica un compromiso con otra forma de organización social, otra manera de hacer ver y hacer creer el mundo. Esta mirada crítica se convierte entonces en uno de los principios de la práctica profesional de muchos que elegimos generar espacios de comunicación dentro del campo de los medios alternativos.
La reflexión crítica implica muchas veces una reflexión ética sobre el rol del periodista, pero también sobre la posición que ocupan en la sociedad los medios masivos, sobre los mensajes que transmiten y sobre las posibles significaciones que pueden hacer los lectores, oyentes o espectadores a los que les llega la información.
Un ejercicio conciente de nuestra práctica profesional nos obliga a saber qué decimos cuando decimos, qué representación de la realidad reproducimos y a qué intereses favorecemos con la circulación de determinados discursos. Es en este tomar conciencia donde muchos medios alternativos construyen un espacio de resignificación de la información, asumiendo como compromiso el propio rol del periodista en la sociedad (ANC-UTPBA).