Por Mercedes Ezquiaga) El Museo de Calcos y Escultura Comparada “Ernesto de la Cárcova”, de la Universidad Nacional de las Artes, un espacio único en América Latina exhibe en sus salas de forma permanente 280 réplicas en yeso de esculturas expuestas en museos de todo el mundo, desde el David de Miguel Ángel a la Victoria alada de Samotracia.
El Museo presenta la puesta en valor de esculturas de su jardín, que embellecen el área exterior flanqueada por frondosas tipas, verdes y árboles de distintas especies, un reparo en medio de la Costanera Sur.
Son cuatro las piezas escultóricas originales las que han sido restauradas y puestas en valor a lo largo del último año, en un trabajo colaborativo entre diferentes instituciones que se han abocado a poner a punto el patrimonio exterior de este museo universitario, una labor a cargo de la especialista Vilma Pérez Casalet, directora del proyecto, conservadora y restauradora del Palais de Glace.
“En este museo, creado por Ernesto de la Cárcova, tenemos una colección única. No hay otra institución en Argentina que cuente cuatro mil años de arte, porque abarcamos Asia, Egipto, Grecia -madre de las culturas-, Roma, el Renacimiento, la Edad Media y la última sala que incorporamos en el 2012, Mesoamérica. Son en su mayoría obras llegadas de los talleres de museos de Alemania, Francia, Inglaterra, Italia”, contó a Télam el director del Museo de la Cárcova, Rubén Betbeder, al poner en contexto la importancia de la institución.
Es en la parte exterior del museo, donde se ha trabajado con ahínco en el último tiempo, a partir de una labor colaborativa, de investigación y restauración, que tuvo como protagonistas al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), Givoa Art Consulting, Centro Materia de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref), Centro de Investigaciones Ópticas (CIOP), Universidad Museo Social Argentino (UMSA), Palais de Glace y el propio Museo de la Cárcova.
De esta manera, ya se pueden ver en el jardín de la institución, relucientes, cuatro esculturas emblemáticas: el “Escudo Institucional de la Escuela Superior de Bellas Artes de la Nación Ernesto de la Cárcova”, el “Velázquez” de Mariano Benlliure, “Groupe de Versailles” -idéntica a la que se encuentra en el famoso Palacio francés- e “Ilusión”, de Josep Llimona i Bruguera.
“Son cuatro obras muy simbólicas que se encontraban dañadas, lo que alteraba su imagen auténtica. No se trata solo de poner en valor la obra sino de investigarla para conocer su valor material, simbólico, documental”, explicó durante la presentación Pérez Casalet, quien ponderó el trabajo colaborativo y fue enumerando la labor de cada organismo, en la que colaboraron alumnos de la UMSA.
De esta manera, los diferentes organismos participantes se dividieron las tareas para intervenir sobre las obras que, en algunos casos, habían sufrido pérdida de materia, erosión, pulverización, alteración cromática, desplazamientos, fisuras, fracturas y grietas.
Por ejemplo, mientras que el INTI hizo trabajos de microscopio y de rayos X, Givoa Art hizo la tasación de las obras, el CIOP -dependiente del Conicet- hizo el registro tridimensional de los relieves, y, así, “se realizaron análisis científicos para identificar los procesos técnicos adecuados”, especificó Pérez Casalet.
En una presentación principalmente técnica, la especialista fue enumerando -y mostrando imágenes- de cómo fue la restauración de cada una de las piezas: la toma de muestras, el análisis de los materiales, la limpieza cuidando la pintura original, el llenado de las partes faltantes, hasta poder acceder a “la piel de la obra”, señaló.
Por su parte, la investigadora en temas de Patrimonio Escultórico y Monumental Adriana Ortolani dio a conocer la historia que encierran detrás de cada una de estas obras restauradas: “Desde la década del 30 han sido testigos de lo que ocurre en este museo”, afirmó.
Es tal vez una de las más emblemáticas de este conjunto, la dinámica obra escultórica del francés Corneillve Van Cleve, idéntica a la que se encuentra en los jardines de Versalles: son tres niños de cuerpo completo, sobre una base cuadrangular ornamental. El grupo escultórico de hierro tiene el sello Val D’Osne y se titula “Grupo de Versalles”, “Tres niños desnudos” o “Groupe d’enfants”.
“Los niños desnudos están dándose la espalda entre ellos, por lo que la obra invita a ser observada en derredor. El conjunto plantea ritmos ondulantes y sinuosos que le otorgan el carácter festivo, en el que los tres niños, en diferentes posiciones, portan los elementos que aluden a la alegoría del amor triunfante”, especificó Ortolani.
No bien se ingresa al jardín del museo, es posible encontrar el monumento homenaje a Velázquez sobre un pedestal cuadrangular, esculpido en mármol blanco, rodeado por una guirnalda de laurel, que evoca, a través de exquisitos relieves, detalles esenciales de cuatro gloriosas obras de Velázquez que se encuentran en el Museo del Prado: “El triunfo de Baco”, con pinceles y una paleta que dice Velázquez, en el frente; en el lateral izquierdo “Las Meninas”, en el derecho “Las Lanzas”, y en la cara posterior “La Fragua de Vulcano”.
“En el Museo Sorolla de Madrid se conservan los bocetos previos realizados en yeso. Y en la plaza Rodríguez Peña, sobre Callao y Paraguay, en Recoleta, se encuentra el monumento dedicado a Bernardo de Irigoyen, realizado en España por el mismo artista, Mariano Benlliure, e inaugurado en 1933”, contó la historiadora mientras mostró diapositivas con fotografías.
A pocos metros del imponente Velázquez se puede apreciar “Ilusión”, la delicada escultura de una joven sobre un escalón, implantada en un pilar integrado a la fuente que pareciera contemplar el efecto producido por la caída del agua del grifo. La bellísima figura de cuerpo completo, de sutil postura, gesto sereno y reposado -“marcado idealismo, líneas onduladas y contornos esfumados”-, fue realizada en mármol blanco en 1924.
Finalmente, el relieve distintivo de la escuela -con grandes letras metálicas que rezan “Escuela Superior de Bellas Artes de la Nación Ernesto de la Cárcova- es obra del escultor y poeta Antonio Sassone, “nombre ilustre de nuestra plástica, egresó de la ESBA en 1935 con Medalla de Oro por la Institución Mitre”, según contó la especialista.
Este relieve originalmente se hallaba en el frontis del edificio de la ex escuela, pero fue retirado del muro hace unos años y hoy se encuentra en el amplio jardín principal. En él, dos robustas mujeres flanquean el escudo como alegorías de las Artes: una de las figuras remite a la Escultura, con el atributo de la conocida estatua de la diosa Minerva que porta en su mano, a modo de ofrenda. La otra, con yelmo, tiene una tabla y un pincel en el brazo extendido al costado del cuerpo. Apenas cubiertas con paños, se dejan traslucir los volúmenes anatómicos.
La puesta en valor de las esculturas del jardín incluyó a un equipo de trabajo del Museo de la Cárcova conformado por Marisa Coniglio, María Nazaré Dos Santos y Marcela Minkevich, del área de Restauración y Producción Escultórica; y de Julia Mendioroz y Sergio Artola, del área de Conservación.