“H.G.O. + EL ETERNAUTA” EN LA BIBLIOTECA NACIONAL
La muestra “H.G.O. + EL ETERNAUTA”, en coincidencia con los 30 años de haber sido desaparecido por la dictadura militar y 50 años de la publicación de una de sus máximas creaciones, el Eternauta, estará abierta hasta el 16 de agosto.
Ocupa la Plaza del Lector, la Galería Recoleta, donde se exponen obras alusivas al homenajeado de Carlos Gorriarena, Diana Doweck, Marcia Schvartz, Ana Eckell, Coco Bedoya, Hermenegildo Sabat, Carlos Nine, Rep. Alfredo Prior, Solano López, Martín Kovensky, Miguel Ángel Foncueva, Maria Giuffra y Gabriel Altamirano. En la Sala Leopoldo Marechal, se exhiben originales de Oesterheld y se proyectan documentales de forma continua: “H.G.O.”, “Hora Cero”, “El Rayo Rojo”, “Breccia x cuatro”, “El Eternauta”, “Ciudad Natal: Oesterheld”, “Ciudad Natal: Breccia”, “Por una ley de radiodifusión que nos haga libres”, “Lo de siempre un guión de historietas”.
Acerca de Héctor Germán Oesterheld
Por Miguel Ángel Foncueva
Los lectores que el 3 de enero de 1943 tuvieron la fortuna de leer en el suplemento literario del diario La Prensa el cuento Truila y Miltar, seguramente no sospecharon que estaban ante el inicio de una de las carreras más descollantes de la narrativa argentina y de la historieta mundial.
Sin embargo, 64 años después, su lectura nos deslumbra con el entrecruzamiento de lo fantástico con lo poético y se hacen evidentes los principios éticos –la solidaridad, la generosidad y la amistad– que estarán luego presentes en toda la obra de Héctor Germán Oesterheld.
Si el joven estudiante de geología se hizo escritor por casualidad –un amigo le llevó su narración a su padre, directivo del diario– su obra, por el contrario, es fruto del encuentro entre el talento y la laboriosidad.
Más de un centenar de personajes principales son el testimonio de su fecunda creación. El Indio Suárez, Sargento Kirk, Ernie Pike, Joe Zonda, Patria Vieja, Mort Cinder y El Eternauta dan cuenta de algunas de sus innovadoras propuestas para el género historietístico: romper con los estereotipos de los super-héroes, humanizar la epopeya, aproximarla a lo cotidiano, refutar la exaltación de la guerra, indagar en el dolor de las víctimas, ubicar la aventura en nuestro territorio y, según sus propias palabras, destacar al “héroe colectivo” por encima del héroe individual. Su prolífica producción de literatura infantil, también testimonia su decisión de ofrecer a los pequeños lectores lo mejor de su pluma.
Sus profundas convicciones lo llevan a la militancia política, y es allí donde su destino y su obra conforman un espejo trágico.
Al igual que Juan Salvo “El Eternauta”, Oesterheld ve su mundo atacado por conquistadores despiadados que condenan a la muerte a miles de seres humanos.
Al igual que Juan Salvo, enfrenta esos invasores y, a diferencia de su personaje, en 1977, cae en manos de la dictadura militar y su perversa estructura de secuestros, torturas y asesinatos.
Su desaparición, la de sus cuatro hijas y la de sus dos yernos ensombrecen su recuerdo.
Siguen iluminándolo, en cambio, la lucha por recuperar a sus dos nietos desaparecidos y sus obras que, a treinta años de su ausencia, no pierden nada de su brillantez y su genialidad.