Con la economía a punto de estallar, cuando la disparada del dólar llegó a más de 48 pesos, mientras el riesgo país supera los mil puntos y el diario británico Financial Times en un artículo lapidario sostiene que Argentina está al borde del abismo y que el gobierno fracasó en muchos frentes, el juez Claudio Bonadío decidió un nuevo proceso y reforzó el pedido de prisión preventiva contra la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, a quien todas las encuestas vaticinan un triunfo sobre el presidente Mauricio Macri, que a pesar del desastre económico, político y social y la imagen positiva de sólo 14 por ciento intenta relegirse en los comicios de octubre próximo.
“Los movimientos bruscos se producen cuando las perspectivas de la relección de Macri parecen decididamente más débiles, y los funcionarios del gobierno luchan por contener tanto una inflación récord como una moneda cada vez más volátil con poco éxito”, señala el Financial Times.
El congelamiento de precios de 60 alimentos básicos, cuyos costos se dispararon sensiblemente en las últimas horas, antes de comenzar a imponerse, fue calificada de “medida miope” por el empresario Jan Dehn de Ashmore Group, consultado para la nota del influyente periódico londinense, donde se advierte que “consistente con su larga tradición de administrar mal su economía, el gobierno argentino abandonó la semana pasada su intento más reciente de ortodoxia macroeconómica en favor del tipo de medidas heterodoxas, que han sido responsables del largo historial de pésimos resultados económicos en Argentina”, en medio de la crisis del peso y en el contexto del mayor endeudamiento en la historia con el Fondo Monetario Internacional.
En la misma nota, Alejandro Catterberg, consultor de Poliarquía, aseguró que “un superávit comercial no gana las elecciones” y que “la gente cree que las cosas hoy en día son peores que cuando comenzó el gobierno de Mauricio Macri”.
El presidente trata de convencer de que todo lo que sucede no es por el modelo aplicado, que es insostenible en el país, sino por “miedo a que los argentinos quieran volver atrás”, es decir, tratando de convertir en una amenaza una presunta candidatura de la ex presidenta cuando las encuestas señalan que le ganaría por 10 o más puntos.
Ante esta situación vuelve a aparecer el juez Claudio Bonadío, a quien llaman “el Sergio Moro argentino” en alusión al magistrado que sin pruebas condenó al ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, tratando de buscar cualquier camino ilegal para detener a Fernández de Kirchner.
Mientras la llamada causa de los cuadernos se tambalea y está a punto de caer, ante los descubrimientos judiciales sobre cómo se armaron falsamente varias de las causas contra la ex mandataria y otros detenidos políticos, como se ha probado en los últimos días en las investigaciones del juez Alejo Ramos Padilla, Bonadío decidió un nuevo procesamiento, ratificando la prisión preventiva de Fernández de Kirchner “que se haría efectiva cuando el Senado apruebe su desafuero, o bien, cuando cesen sus fueros”.
Fuente: La Jornada