La fuente “Glorias Navales”, que por sus monumentales formas simples es un excelente ejemplo de art-deco fue restaurada, aunque sin el sistema que antigüamente propelía agua de las cabezas de los caballos,(Foto La Urdimbre)
AYER SE ABRIÓ AL PÚBLICO
La habilitación al público en el día de ayer de la centenaria Plaza Almirante Brown fue sin duda una buena noticia para los vecinos de la zona, quienes venían esperando desde hace dos años la finalización de las obras. La plaza—ubicada en Irala, Salvadores, Alvar Núñez y California— es una de las más antiguas de la Ciudad: fue inaugurada en 1897. Su nombre es un homenaje al primer almirante naval de nuestra patria.
Según informa el Gobierno de la Ciudad “uno de los objetivos de la propuesta fue recuperar la fuente “Glorias Navales”, emplazada en el centro del paseo, que constituye por sus monumentales formas geométricas simples un excelente ejemplo de la estilística art-deco. Las tareas incluyeron la refuncionalización de su espejo de agua, la restauración de sus partes deterioradas y el hidrolavado de su superficie”.
Otra novedad es la reposición completa de los bancos y cestos papeleros cuyos materiales son de alta durabilidad para evitar deterioros. Además se colocó una reja en todo el perímetro del paseo.
Las rejas no son la solución
El enrejado de las plazas y paseos que el Gobierno de la Ciudad viene remodelando en los últimos años es motivo de controversia. En charla con La Urdimbre, Clara, vecina del barrio se lamenta de que el horario de cierre sea las 20 horas: “Acá la gente por las noches se quedaba hasta cualquier hora los días de calor; ahora no se dónde vamos a ir”. Reconoce, sin embargo, que las rejas podrían cumplir la función de preservar el patrimonio. “Una mañana vine a pasear a mi perro y descubrí que ya no estaba la estatua en bronce El Pensador (una réplica de la obra de G. Rodin). Por el peso tienen que haber usado herramientas o equipos especiales” reflexiona Clara.
Las sucesivas administraciones del Gobierno de la Ciudad se han mostrado renuentes a incorporar guardianes diurnos y nocturnos de las plazas y paseos. El cuidado de esos lugares está ahora tercerizado a empresas privadas, las que ejecutan trabajos de mantenimiento durante el día y en forma esporádica. Por las noches, los lugares suelen quedar a merced de vándalos que destruyen insensatamante luminarias, bancos, etc. Sin la proteccón durante las 24 horas, las plazas porteñas se deterioran lentamente hasta la siguiente remodelación, cuatro o cinco años despues. Una manera de descuidar, también, el erario público, es decir el dinero del contribuyente.